Argentina es el país residente de una de las mayores restricciones monetarias del mundo que resultan en impedimentos para el verdadero ahorro de sus habitantes. Cuando el mismísimo presidente de la nación incentiva el ahorro en pesos en vez de elegir a los inalcanzables dólares, la declaración jurada del presidente del Banco Central de la República de Argentina, Miguel Pesce, expone que dicho personaje es titular de cientos de miles de dólares en ahorro de los cuales la mayor parte están fuera de los sistemas bancarizados.
En la Argentina sus responsables titulares inducen a que los ciudadanos no deben elegir la moneda de su ahorro, de hecho, las seguidas trabas cambiarias y declaraciones de los líderes del país dejan un mensaje muy claro: los argentinos tienen que acostumbrarse a ahorrar en pesos y dejar los dólares a la producción, según las propias palabras del presidente de la nación Alberto Fernández.
En paralelo, las instituciones financieras desde que inició el gran cepo de 200 dólares por persona se han encargado de poner un bloqueo tras otro que les quita a cada vez más argentinos la posibilidad de comprar un cupo mensual en dólares para resguardar sus ahorros, y así evitar quedarse con una moneda nacional de inflación interanual mayor al 50%.
Entre las últimas medidas, se incluyen las exclusiones de 14 mil identificados como infractores de la Ley Penal Cambiaria que no podrán comprar dólares, los receptores del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) y de la Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP) que tampoco serán elegibles para acceder al dólar, sin dejar atrás la nueva tarifa de retenciones y la contabilización de las compras con tarjetas de débito y crédito en moneda extranjera.
Irónicamente, entre los que reciben ayudas del Gobierno como el ATP se encuentran empresas de todo tipo (hasta del sector salud) que por el simple hecho de ser marcados con la asistencia del Estado, sus empleados quedarán excluidos del cupo mensual de 200 dólares.
Los ahorros del presidente del Banco Central En un eslabón lejano, el presidente del BCRA Miguel Pesce en su declaración jurada expuso la tenencia de US$ 258.373 de los cuales US$ 203.142 se encuentran en efectivo. Descartando inmuebles, autos y acciones, esta cantidad en moneda norteamericana significa un 21,1% de la totalidad de su patrimonio declarado al finalizar el 2019.
Nuevamente haciendo referencia al adjetivo irónico, cabe destacar que la mayor parte de sus ahorros en dólares están fuera del sistema bancario, el mismo sistema que él lidera como presidente del Banco Central.
De manera más profunda, los datos publicados indican a que cuatro de las cinco nuevas autoridades de la mayor institución financiera de Argentina que se sumaron en diciembre aglomeran el equivalente en dólares a 57 millones de pesos repartidos entre efectivo y depósitos en cajas de ahorro, contando inmuebles y activos en Uruguay exponen un 36% de sus tenencias en divisas distintas al peso argentino.
La relación dinero-estado junto con su presentación ante los ciudadanos y el patrimonio que poseen se evidencia una vez más inconclusamente desconfiable en Argentina cuando se acercan los hechos frente a las ideas expresadas por los dirigentes. Como final, la falta de confianza de Argentina resulta en afianzar la funcionalidad de las criptomonedas como medio financiero disruptivo por su separación de entes regulatorios y libertad de poder de sus usuarios sobre sus tenencias.
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