Por Cassandra Garrison y Joan Manuel Santiago López
BUENOS AIRES, 10 dic (Reuters) - Roxana González, la dueña de una librería en Buenos Aires, tiene un pedido para el nuevo presidente de Argentina, que el martes tomó las riendas de un país en recesión, con elevados vencimientos de deuda y una inflación anual de más de 50%.
"Lo que quiero es que arreglen este desastre", dijo González, desde su librería ubicada en la céntrica Avenida Corrientes, donde un cartel que dice "Liquidación" cuelga arriba de la entrada.
González, de 46 años, ha sentido la fuerte desaceleración de la economía argentina. Ella y su esposo tuvieron que cerrar tres de las cuatro librerías que tenían y él maneja actualmente un automóvil con la aplicación de transporte Uber (NYSE:UBER).
"Estos cuatro años fueron un desastre en cuestión económica para nosotros", dijo González en referencia al Gobierno del presidente saliente Mauricio Macri, que vio durante su gestión cómo se devaluó el peso en más de un 80%.
Fernández, un peronista de centroizquierda que llega al poder con la exmandataria Cristina Fernández como vicepresidenta, tendrá la difícil tarea de revivir una economía que, con menguantes reservas, deberá afrontar vencimientos de deuda que podrían empujar a otra cesación de pagos. gobierno tendrá que negociar una reestructuración de deuda con acreedores, entre ellos el Fondo Monetario Internacional (FMI), para evitar quedar marginados de los mercados de crédito, mientras a su vez intenta estimular la demanda local, como pide González.
Sin embargo, no todo el mundo está tan convencido. Algunos temen que el peronismo -la principal fuerza política del país desde mediados del siglo pasado- aplique medidas proteccionistas que podrían agravar la inestable situación actual.
Cristina Fernández, la nueva vicepresidenta, genera una división de opiniones tanto entre los votantes como el mercado. Durante sus dos mandatos consecutivos entre el 2007 y el 2015, aplicó elevados impuestos y límites a las exportaciones agrícolas, como también agresivos controles de capitales.
"Para mí, con (Alberto) Fernández va a ser lo mismo a como era cuando estaba con Cristina", dijo Joana Paredes, una vendedora de teléfonos celulares de 22 años de Buenos Aires, que se describió como una simpatizante de Macri y que teme que se produzca un giro violento a la izquierda.
"Estoy preocupada por estos próximos cuatro años acá en Argentina y por la situación a nivel de Latinoamérica, porque hay problemas en Bolivia y Chile. Acá ha estado todo más tranquilo, pero nunca sabes que pueda pasar", explicó Paredes.
Para Roxana González una recuperación de la economía argentina es la única opción posible.
"No me importa si Alberto o Cristina gobiernan juntos o separados, eso es cosa de ellos y no me interesa. Lo que quiero es que arreglen este desastre", dijo González, haciendo referencia a la incertidumbre respecto de la injerencia que tendrá la expresidenta en el Gobierno de Alberto Fernández.
Mientras tanto, el contrato de alquiler del último local de González vence en marzo y la librera no sabe si podrán permanecer abiertos después de esa fecha. Tenía la esperanza de conservar lo que queda de sus libros para vender a un coleccionista, pero la necesidad de liquidez es ahora más apremiante.
"Ahora tengo que liquidarlos porque necesito la plata", explicó.
(Escrito por Maximilian Heath; editado por Eliana Raszewski y Carlos Serrano)