El mercado de bonos británico, que aún se recupera de la convulsión causada por los planes de recorte de impuestos de la ex Primera Ministra Liz Truss en septiembre de 2022, espera con cautela el resultado de las elecciones del 4 de julio.
La crisis, que provocó un repunte del rendimiento de los bonos y de los tipos hipotecarios, así como una caída en picado del valor de la libra esterlina, ha hecho que los políticos se muestren cautelosos a la hora de proponer grandes planes económicos durante la actual campaña electoral. El Partido Laborista, líder en las encuestas, ha criticado la gestión económica del Partido Conservador y se dispone a tomar las riendas de un país con una elevada carga de deuda.
A pesar de los retos, hay signos de optimismo. Los analistas de Barclays sugieren que los riesgos que rodean a los gilts británicos son relativamente menores en comparación con otros mercados. Se espera que el Banco de Inglaterra (BoE), que subió los tipos al 5,25% para combatir la inflación, empiece a recortarlos pronto, y el mercado prevé una reducción de alrededor de 1,2 puntos porcentuales para finales de 2025.
Las necesidades de endeudamiento del Reino Unido siguen siendo considerables, y se prevé que el ejercicio 2024-25 sea el segundo de mayor emisión de deuda pública, con 278.000 millones de libras (350.000 millones de dólares). Además, el Banco de Inglaterra tiene previsto reducir sus tenencias de bonos en 100.000 millones de libras anuales, lo que presionará aún más al mercado.
Sin embargo, persiste una fuerte demanda de bonos británicos, como lo demuestran las pujas récord por una emisión de bonos en marzo. La previsión de bajadas de tipos ha aumentado el atractivo de la deuda pública, y las perspectivas de estabilidad política y económica han mejorado el ánimo del mercado.
Rachel Reeves, que previsiblemente se convertirá en la primera mujer ministra de Economía del Reino Unido si ganan los laboristas, podría considerar que los recortes de tipos previstos benefician las ventas de bonos.
No obstante, persiste la incertidumbre, sobre todo en lo que respecta a la inflación y los tipos de interés en los próximos años. Los pagos de intereses de la deuda británica alcanzaron un máximo de posguerra de 111.000 millones de libras en 2022-23, lo que supone alrededor del 4,4% del PIB.
Con unas expectativas de tipos de mercado fluctuantes, la factura de los intereses de la deuda sigue siendo un riesgo importante para las perspectivas fiscales. La trayectoria exacta de los tipos y su impacto en los costes por intereses es aún incierta, lo que supone un reto para la planificación financiera del Gobierno entrante.
Reuters ha contribuido a este artículo.Este artículo fue traducido con la ayuda de inteligencia artificial. Para obtener más información, consulte nuestros Términos de Uso.