La escalada del conflicto en Oriente Medio, en particular entre Israel y Hamás, y los recientes movimientos de tropas israelíes hacia el sur del Líbano, han introducido nuevas variables en el panorama económico mundial. Estos acontecimientos se producen cuando los responsables políticos empezaban a vislumbrar un respiro de la elevada inflación sin el inicio de la recesión.
Los mercados financieros han notado algunos efectos, con los inversores buscando seguridad en activos refugio, lo que ha impulsado al dólar estadounidense a un máximo de tres semanas. Tras el ataque con misiles de Irán a Israel, el índice del dólar, medida frente a seis divisas principales, ha experimentado un notable aumento.
También se han visto afectados los precios del petróleo, que subieron aproximadamente un 2% el jueves, desatados por el temor a que el conflicto interrumpa los flujos de crudo procedentes de Oriente Próximo. La posibilidad de que Israel ataque las infraestructuras petrolíferas iraníes y de que Irán tome represalias es uno de los principales motivos de preocupación.
Sin embargo, la situación sigue siendo incierta, y aún no está claro si se producirán subidas de precios sostenidas que afecten a los consumidores en el surtidor de combustible. Los analistas han subrayado que Estados Unidos cuenta con considerables inventarios de crudo y que los países de la OPEP tienen capacidad para contrarrestar las perturbaciones a corto plazo.
Los banqueros centrales, como el Gobernador del Banco de Inglaterra, Andrew Bailey, mantienen la atención en las tendencias económicas a largo plazo en lugar de reaccionar a estas perturbaciones geopolíticas. Bailey ha indicado que el Banco de Inglaterra podría recortar agresivamente los tipos de interés si disminuyen las presiones inflacionistas, lo que sugiere que el conflicto de Oriente Medio no se considera actualmente una amenaza importante para los esfuerzos de control de la inflación. Reconoció la posibilidad de que el conflicto haga subir los precios del petróleo si las tensiones siguen intensificándose.
Del mismo modo, Per Jansson, Subgobernador del Riksbank sueco, manifestó que los efectos del conflicto de Oriente Medio no han alcanzado aún un nivel que obligue a modificar las previsiones económicas. El Fondo Monetario Internacional (FMI), a través de su portavoz Julie Kozack, ha declarado que, aunque una escalada podría afectar significativamente a la economía regional y mundial, es prematuro predecir resultados concretos.
En cuanto a los precios del petróleo, los futuros del crudo Brent cotizan en torno a los 75 dólares el barril, un nivel inferior a los 84 dólares registrados tras el ataque de Hamás a Israel en octubre del año pasado y significativamente por debajo de los 130 dólares que alcanzaron tras la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2023. Europa, que carece de una importante producción nacional de petróleo, sería vulnerable a la subida de los precios del petróleo, pero un aumento del 10% en los precios sólo se traduciría en un aumento de 0,1 puntos porcentuales en la inflación.
Las consecuencias económicas más amplias de una guerra total, incluidos los ataques a las infraestructuras energéticas de Oriente Medio y el Golfo y las interrupciones del comercio a través del Mar Rojo, serían más significativas.
Según Oxford Economics, este escenario podría elevar el precio del petróleo a 130 dólares y reducir el crecimiento de la producción mundial en 0,4 puntos porcentuales el año próximo, cifra que contrasta con la proyección actual del FMI de un crecimiento en torno al 3,3%.
Reuters ha contribuido a este artículo.
Este artículo fue traducido con la ayuda de inteligencia artificial. Para obtener más información, consulte nuestros Términos de Uso.