por Eduardo García
Infosel, octubre. 25.- A unas horas de haber iniciado la consulta ciudadana con la que el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, espera definir si mantendrá o cancelará la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) en lo que fue el Lago de Texcoco, el proceso está siendo sometido a un creciente número de críticas.
Para algunos, el ejercicio, que si bien en principio parecería reflejar una voluntad democrática por parte del próximo gobierno, está lejos de ser eso, al no garantizar que se esté realizando de una manera imparcial ni que cuente con una organización válida para recabar la opinión de la mayoría de los mexicanos.
Más bien, para quienes han estudiado la propuesta de consultar a la población, existen cada vez más dudas de que verdaderamente se esté ofreciendo a la población una opción digna de "democracia participativa" como para tomar parte en ella.
Para empezar, muchos creen que las dos opciones que ofrece la consulta no son comparables y por lo tanto no permiten a la población elegir entre dos opciones iguales o similares. Esto es así porque las dos alternativas son: mantener la edificación de NAIM en Texcoco, en la que el gobierno ha ya invertido o comprometido más de 100 mil millones de pesos que se perderán (cinco mil 200 millones de dólares), o construir un nuevo aeropuerto en la base militar de Santa Lucía, del que no se tiene un costo preciso ni un proyecto ejecutivo ya elaborado, y ampliar el aeropuerto actual de Ciudad de México, junto con el de Toluca.
"La consulta de estos días es una consulta coja, en muchos sentidos falsa", escribió, por ejemplo, Carlos Puig, periodista y analista político en su columna del diario Milenio. "No se está votando entre un aeropuerto y un sistema metropolitano de aeropuertos, porque no sabemos si el de Santa Lucía es viable; es más, sabemos que muy probablemente no lo sea. Así que la consulta es realmente un referendo sobre Texcoco. Creo que así debería llamarse".
El comentario de Puig lo hizo antes de que el futuro secretario de Comunicaciones y Transportes revelara ayer un estudio que avala la operación simultánea del aeropuerto actual en la capital y el que se edificará en Santa Lucía.
Sin embargo, aún con ese estudio, Javier Jiménez Espriú, nominado por López Obrador para ocupar el cargo de titular de Comunicaciones y Transportes, aclaró que quienes hicieron el estudio, la empresa de origen francés NAVBLUE, pidieron profundizar en el tema para dar un aval más confiable sobre esa supuesta viabilidad de dos terminales operando de forma simultánea en el Valle de México.
También existe cada vez mayor duda de la forma como el equipo de López Obrador optó por diseñar la consulta, ya que de acuerdo a algunas opiniones tiene sesgos que no permiten garantizar que se esté llevando a cabo un proceso bien diseñado para recabar la opinión de los mexicanos sobre el tema.
A esta conclusión han llegado algunos porque los responsables de la consulta decidieron no colocar mesas de votación en 102 municipios de los 538 más poblados.
En cambio, optaron por seleccionar localidades menos densamente pobladas, algo que levanta sospechas en algunos de que la consulta está deliberadamente amañada por los organizadores para favorecer a posibles participantes miembros del partido del presidente electo, el partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena).
"Me da sospecha que [algunas de las entidades que sí entraron a la consulta] quizás son municipios seleccionados porque Morena, que está directamente vinculada con la organización de esta consulta, [y que] vaya a movilizar votantes a favor o en contra de una opción", dijo Sebastián Garrido, profesor investigador del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE), en una entrevista con el canal de televisión El Financiero Bloomberg, luego de que estudió la distribución de los municipios seleccionados por los organizadores de la consulta.
Si bien no es claro cuál de las dos opciones podría apoyar Morena, existen indicios de que dado que López Obrador durante su campaña presidencial amenazó con cancelar NAIM, es factible que podrían inclinarse por solicitar a sus simpatizantes que elijan la opción de cancelar la nueva terminal en Texcoco.
Así frente a estas consideraciones diversos analistas han deplorado el uso de un instrumento democrático, como es la consulta y que incluso contempla la legislación mexicana pero bajo reglas claras para su ejecución, para pretender invitar a la población a tomar una decisión.
"La consulta es un lamentable y preocupante inicio [del nuevo gobierno]. Se presenta demagógicamente como la expresión de un pueblo que toma por sí mismo una decisión importante. Un progreso democrático, el acceso a una participación más viva e intensa. . . [Pero] es, en realidad, una trampa y no puede considerarse de otra manera. Un engaño que debe ser denunciado, un experimento que no se debe repetir. . . Se pide a los votantes que asuman una responsabilidad para que se esconda quien debe asumirla.", escribió Jesús Silva-Herzog Márquez, analista político en su columna semanal en el periódico Reforma.
Así, frente a éstas y otras consideraciones, como el pedir a la población que tome una decisión de un asunto tan complejo y técnico como donde colocar una terminal aérea o la percepción de que el diseño de la pregunta está cargada a favor de una de las dos opciones, algunos analistas han dicho de manera abierta que no participaran en la consulta por considerarla una "farsa".
"Tampoco iré a la consulta", escribió Federico Reyes Heroles, un analista político, en su columna semanal en el diario Excélsior, presentando 18 argumentos para defender su decisión de no participar en el ejercicio como: "El resultado que salga no será en absoluto representativo del sentir del país. Será parcial y con nula representatividad. Si llegara a participar el 0.5% sería una burla. . . [La consulta así] me parece una gran farsa, una farsa muy perversa producto de la obsesión por enterrar" todo lo que hizo el actual presidente Enrique Peña Nieto".