* Mayores volúmenes de crédito impulsarían negocio latinoamericano
* Probablemente protegerá balance en Reino Unido a costa de crecimiento -fuente
* Integración de Banco Popular (MC:POP) en el foco doméstico
* Estrategia digital y colchones de capital bajo lupa de inversores
Por Jesús Aguado
MADRID, 1 abr (Reuters) - Santander SAN.MC adoptará previsiblemente una postura más cauta sobre su negocio británico durante la actualización de su estrategia que presenta este miércoles, buscando tranquilizar a los inversores tras el intento fallido de contratar como consejero delegado a Andrea Orcel, un ex banquero de la entidad suiza UBS UBSG.S .
Aunque la incertidumbre sobre el Brexit se cierne sobre su tercer mercado en importancia, el mayor banco de la zona euro por capitalización bursátil se está beneficiando de su diversificación global y espera un crecimiento sólido en América Latina, que representa el 43 por ciento de sus beneficios.
Se espera que el banco cántabro proteja todavía más su balance en Reino Unido, donde unos costes más elevados han mermado la rentabilidad, y fije unas condiciones más estrictas para los préstamos, dijo una fuente bancaria.
A escala internacional, es probable que Santander refuerce las medidas de eficiencia como parte de su transformación digital para persuadir a los inversores de que sus últimos objetivos de rentabilidad y capital pueden mantenerse, según los analistas.
El banco declinó hacer comentarios antes del evento.
"Esta vez, la actualización de la estrategia no consistirá tanto en establecer nuevos objetivos como en delinear cómo se cumplirán", dijo una segunda fuente bancaria, agregando que las medidas de ahorro de costes en los mercados europeos maduros también serían clave para compensar la contracción del crédito por los bajos tipos de interés.
En enero, Santander dijo que su objetivo era elevar su rentabilidad sobre el capital tangible (ROTE) a un 13-15 por ciento a medio plazo desde el 11,7 por ciento de 2018.
También estableció un ratio de capital Tier 1 a medio plazo del 11-12 por ciento, en comparación con el 11,3 por ciento en 2018, pero por debajo de la media de más del 12,5 por ciento de sus rivales europeos.