Ucrania ha confirmado el asesinato de un militar ruso de alto rango en Moscú. El teniente general Igor Kirillov, que dirigía las Tropas de Defensa Radiológica, Química y Biológica de las Fuerzas Armadas rusas, murió en una explosión causada por un artefacto colocado en un scooter.
El incidente se produjo a primera hora del martes frente a un edificio de viviendas y se cobró también la vida del ayudante de Kirillov.
El Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU), la principal agencia de inteligencia nacional de Ucrania, ha asumido la responsabilidad de la operación. Este ataque selectivo forma parte de la estrategia de Ucrania para debilitar las capacidades militares rusas y perturbar a quienes apoyan el esfuerzo bélico.
El conflicto entre Ucrania y Rusia dura ya casi tres años y ha causado numerosas víctimas y la devastación de varias ciudades ucranianas.
En respuesta al ataque, Dmitri Medvédev, vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, emitió un comunicado a través de la agencia de noticias estatal TASS. Acusó a Kiev de intentar prolongar el conflicto y prometió que los dirigentes político-militares ucranianos se enfrentarían a "represalias inevitables".
El día anterior al asesinato, el SBU había designado a Kirillov sospechoso en una investigación por crímenes de guerra. La agencia de inteligencia ucraniana le acusó de ordenar el uso de armas químicas prohibidas en la guerra, con más de 4.800 casos documentados desde la escalada de las hostilidades.
Rusia ha refutado sistemáticamente las acusaciones de Estados Unidos de haber infringido la prohibición internacional de armas químicas en Ucrania.
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