México, 27 ene (EFE).- La efectividad de los impuestos mexicanos para cambiar patrones de consumo de bienes que podrían afectar la salud no ha sido probada concluyentemente, al tiempo que esos gravámenes merman la capacidad para adquirir alimentos y bebidas, especialmente en grupos de menores ingresos, indicó hoy un estudio.
El Centro de Estudios Económicos del Colegio de México (Colmex) presentó este miércoles el "Estudio de los efectos sobre el bienestar de la política de impuestos sobre alimentos y bebidas con alto contenido calórico".
La investigación, realizada con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), tuvo como objetivo evaluar el efecto en el consumo de los impuestos establecidos en 2014 a bebidas y alimentos con alto contenido calórico, dijo el doctor José Romero Tellaeche, director del Centro de Estudios Económicos.
"El estudio centra su atención en la afectación del bienestar económico de los consumidores, y los efectos diferenciados por grupos socioeconómicos de ingreso. El bienestar económico se mide en términos de ingreso afectado por los impuestos", ahondó.
De acuerdo con el experto y coautor de la investigación, "analizar el efecto de los impuestos solo en términos de la reducción del consumo deja fuera otros elementos, de igual o mayor importancia, como el costo para los consumidores que representa la disminución de su ingreso real y el efecto diferenciado por estrato de ingreso socioeconómico".
Al exponer las principales conclusiones del trabajo, Romero señaló que "no existe un patrón general de la caída en el consumo de refrescos; esto depende de la región, composición del hogar, tamaño de localidad y estrato socioeconómico".
Pero el estudio señala que, en promedio, entre 2012 y 2014 el consumo per cápita de refrescos en los hogares disminuyó apenas 5,37 mililitros diarios. A su vez, el volumen anual de venta de refrescos disminuyó 1,9 % en 2014 frente a lo observado en 2013.
Por otro lado, indicó Romero, los impuestos especiales "afectan negativamente el nivel de ingreso real, y por tanto de alimentos y bebidas que pueden adquirir los consumidores".
"En este sentido, los impuestos representan una pérdida de bienestar", apuntó.
Precisó que el efecto del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) a refrescos en 2014 "fue equivalente a una reducción promedio de 1,65 % del ingreso real asignado al consumo de alimentos y bebidas" respecto a 2013.
"Los impuestos calóricos afectan en mayor proporción a los grupos de menores ingresos. En estos grupos, el efecto del impuesto a refrescos fue equivalente a una reducción de hasta 2 % del ingreso real" asignado a la adquisición de esos bienes, añadió.
El estudio destaca que para los segmentos con menor poder adquisitivo, el IEPS a refrescos fue equivalente al 66 % de la pérdida total de su capacidad de compra de alimentos y bebidas en 2014, derivada del aumento de precio de esos productos.
Por ello, "el efecto diferenciado de los impuestos por estrato de ingreso señala que el mayor costo de la política de impuestos especiales recayó en los grupos de menores ingresos", añadió.
En general, los estratos de ingreso más bajo presentan menores variaciones en el consumo de refrescos que los más altos, aunque dichas variaciones no sean significativas en el periodo de la entrada en vigor del impuesto a bebidas azucaradas.
"Las poblaciones con ingresos más bajos no han variado significativamente su consumo desde la entrada en vigor del impuesto, pero sí ha implicado una pérdida en su poder adquisitivo de productos de la canasta básica", subraya.
El documento considera que la evaluación del consumo de contenidos calóricos de diversos alimentos y sus efectos en la salud va más allá de un análisis de los efectos económicos de la variación de precios provocada por los impuestos.
"Sin embargo, este estudio aporta elementos fundamentales para tener en cuenta por legisladores, reguladores y autoridades para la elaboración de políticas públicas", concluye el trabajo.