Los estrategas de Macquarie Capital han afirmado el dominio duradero del dólar estadounidense (USD) como principal divisa en la liquidez mundial, destacando la ausencia de una alternativa viable.
A pesar del creciente interés por otras opciones como las monedas de los BRICS, el Bitcoin y el oro, el USD sigue siendo el líder indiscutible para las transacciones, la valoración de activos y el almacenamiento de riqueza. Según Macquarie, todas las demás opciones son insignificantes en comparación, y a menudo equivalen a meros errores de redondeo.
La firma señala que la persistente fortaleza del USD, alimentada por lo que denominan "excepcionalismo" y una potencial "prima de locura", representa el riesgo más significativo para el sistema financiero mundial.
Una rápida apreciación del dólar podría reducir la liquidez mundial y desinflar la demanda. Este escenario podría dar lugar a liquidaciones desordenadas en los mercados y privar a las economías no dependientes del USD de una flexibilidad monetaria muy necesaria.
Macquarie subraya el papel fundamental del USD en la economía mundial, señalando que se utiliza en el 73% de la financiación mundial de no residentes, equivalente a unos 13 billones de dólares.
La moneda también representa alrededor del 48% de las transacciones SWIFT y el 88% de las operaciones de divisas. Aunque su cuota ha disminuido ligeramente, el USD sigue representando alrededor del 58% de las reservas mundiales.
Los estrategas sostienen que ninguna otra divisa está actualmente en condiciones de destronar al USD, ya que una moneda mundial debe estar respaldada por un gran conjunto de valores, no estar sujeta a controles de capital y tener capacidad para incurrir en déficits por cuenta corriente.
Además, requiere una institución creíble que respalde su estatus y la capacidad de generar liquidez cuando sea necesario.
Se aconseja a los inversores que permanezcan alerta, pero Macquarie sugiere que el resultado adverso más probable es una menor capacidad de los bancos centrales de los mercados emergentes para estimular sus economías sin provocar inestabilidad en el sistema financiero mundial o en los mercados de activos.
Salvo errores políticos significativos, la firma cree que la situación debería seguir subrayando el excepcionalismo estadounidense y los factores de crecimiento secular, más que la ciclicidad o las estrategias de mercado defensivas.
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