Por Geraldine Downer
CIUDAD DE MÉXICO, 22 sep (Reuters) - Para un país en duelo y contando a sus muertos por el devastador terremoto del martes, Frida, la perra de rescate de la Marina ha surgido como una fuente de inspiración y orgullo en la búsqueda de sobrevivientes.
Conocida por sus gafas y botas hechas a medida, el can de raza Labrador y siete años de edad se ha convertido en una estrella de los medios de comunicación y algunos han exagerado sus hazañas.
En su carrera, Frida ha localizado 12 personas vivas debajo de los escombros y más de 40 muertos, más que cualquier otro perro de rescate mexicano, dijo la Marina.
Ella ha trabajado en desastres como un terremoto en Ecuador del año pasado, otro en el sur de México hace dos semanas, un deslizamiento de tierra en Guatemala en 2015 y una explosión en la torre de la estatal Pemex en 2013.
Sus créditos para el desastre más reciente aún no se han registrado, dijo el capitán Armando Segura, porque sigue ocupada tratando de salvar vidas. El terremoto de magnitud 7.1 ha causado la muerte de casi 300 personas, y los rescatistas todavía están excavando en algunos de los 52 edificios que se derrumbaron en Ciudad de México.
Frida ha centrado sus esfuerzos tras el sismo de esta semana en una escuela en el sur de la capital del país, donde murieron 19 escolares y seis adultos, pero otros 11 fueron rescatados.
Como una de las instituciones más confiables del país, la Marina tiene un papel más amplio que la mayoría de las armadas, incluyendo una unidad canina que tiene otros dos perros, un par de pastores belgas de 18 meses, Echo y Evil.
El Ejército también tiene perros de rescate que excavan entre las ruinas de edificios dañados, y un perro llamado Maya del Gobierno del estado Jalisco fue acreditado con la búsqueda de dos cadáveres el jueves. Estados Unidos y Chile también han enviado perros de rescate al terremoto mexicano.
Pero ninguno puede igualar la fama de Frida.
"Es una fuente de orgullo trabajar con Frida, es un perro muy especial", dijo Israel Arauz, su manejador durante los últimos dos años. (Editado por Ana Isabel Martínez)