La industria musical se enfrenta a un nuevo reto con el auge de la tecnología de inteligencia artificial (IA), capaz de generar canciones que se asemejan a la obra de artistas humanos. La cantautora Tift Merritt, nominada a los Grammy, ha expresado su preocupación por una canción generada por IA que imita su estilo, afirmando que tal imitación equivale a robar.
Merritt, junto con otros artistas como Billie Eilish y Stevie Wonder, ha advertido de que la IA podría socavar la creatividad y desplazar a los músicos humanos.
En respuesta a estas preocupaciones, grandes discográficas como Sony Music, Universal Music Group (AS:UMG) y Warner Music han emprendido acciones legales contra las empresas de música por IA Udio y Suno.
Las discográficas presentaron demandas en junio, acusando a las empresas de utilizar sus grabaciones protegidas por derechos de autor para entrenar sistemas de IA, que luego podrían reproducir elementos de canciones de artistas famosos.
Las demandadas, Udio y Suno, han negado las acusaciones, alegando que su tecnología es un uso justo de las grabaciones y que las demandas son intentos de suprimir la competencia.
Anteriormente habían declarado que sus plataformas impiden a los usuarios copiar explícitamente a los mejores artistas. Sin embargo, las demandas afirman que la IA puede imitar voces y estilos de músicos conocidos.
La Asociación de la Industria Discográfica de Estados Unidos (RIAA) ha respaldado a las discográficas, y su director ejecutivo, Mitch Glazier, ha calificado las acciones de las empresas de IA de "copia descarada" destinada a generar imitaciones baratas a expensas de los artistas reales.
Las batallas legales sobre los contenidos generados por IA no se limitan a la música. Han surgido problemas similares de derechos de autor con el texto generado por IA, con demandas aún en curso que implican a chatbots como ChatGPT de OpenAI y Claude de Anthropic.
Estos casos plantean cuestiones novedosas a los tribunales, como si el uso por parte de la IA de material protegido por derechos de autor para crear nuevas obras debería estar exento de infracción de derechos de autor.
Los casos de derechos de autor sobre música son especialmente complejos debido a la complejidad de la melodía, la armonía, el ritmo y otros elementos musicales. Decisiones judiciales anteriores, como el caso "Blurred Lines" en el que estaban implicados Robin Thicke y Pharrell Williams, han sentado precedentes que complican la situación actual.
Por otra parte, algunos artistas se han defendido con éxito de las demandas por infracción, lo que demuestra los retos a los que se enfrentan jueces y jurados en estos casos.
Los resultados de estos casos de derechos de autor de IA pueden depender en última instancia del concepto de uso legítimo, una defensa que permite el uso no autorizado de obras protegidas por derechos de autor en determinadas condiciones.
Las empresas de IA afirman que el uso que hacen de grabaciones existentes para facilitar la creación de nuevas canciones es un buen ejemplo de uso legítimo. Sin embargo, los expertos legales sugieren que demostrar el uso justo podría ser más difícil para la IA que genera música que para los chatbots basados en texto.
La reciente sentencia del Tribunal Supremo sobre uso legítimo, que considera si un nuevo uso tiene la misma finalidad comercial que la obra original, podría influir significativamente en los casos de música.
Las discográficas argumentan que las empresas de IA están utilizando su música para atraer a los mismos oyentes y fans, lo que podría debilitar la defensa del uso justo.
Mientras continúan las batallas legales, artistas como Tift Merritt siguen preocupados por la posibilidad de que la IA sustituya a la creatividad humana, y subrayan la importancia de proteger los derechos y los ingresos de los músicos frente a los avances tecnológicos.
Reuters ha contribuido a este artículo.Este artículo fue traducido con la ayuda de inteligencia artificial. Para obtener más información, consulte nuestros Términos de Uso.