Recientemente, la Alianza para la Innovación en Automoción (Alliance for Automotive Innovation), de la que forman parte importantes empresas del sector como General Motors (NYSE:GM), Toyota Motor (NYSE:TM) y Volkswagen (ETR:ETR:VOWG_p), ha solicitado a la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en Carretera (NHTSA) que reconsidere una norma que entró en vigor en abril. Esta norma obliga a que, para 2029, casi todos los coches y camiones nuevos estén equipados con sistemas avanzados de frenado automático de emergencia capaces de detener y evitar colisiones con vehículos que circulen por delante a velocidades de hasta 62 millas por hora.
La Alianza sostiene que los requisitos de la NHTSA son excesivamente estrictos e inviables con la tecnología disponible en la actualidad. Afirman que los sistemas obligatorios activarían los frenos mucho antes de lo que anticiparía un conductor normal u otros usuarios de la carretera, lo que podría provocar un aumento de las colisiones por alcance.
Esta medida de la Alianza supone un importante revés para los esfuerzos de la NHTSA por mejorar la seguridad de los vehículos mediante avances tecnológicos. Los fabricantes de automóviles afirman que, aunque apoyan el objetivo de mejorar la seguridad, las exigencias específicas de la norma pueden no ser prácticas y crear inadvertidamente nuevos problemas de seguridad vial. La NHTSA aún no ha respondido públicamente a la petición de los fabricantes de reconsiderar la norma.
Reuters ha contribuido a este artículo.Este artículo fue traducido con la ayuda de inteligencia artificial. Para obtener más información, consulte nuestros Términos de Uso.