Geoffrey Smith
Investing.com -- Aston Martin Lagonda está atrayendo a nuevos accionistas y tanteando a los antiguos en busca de nuevas fuentes de dinero para evitar una crisis de liquidez, después de que la ralentización global del año pasado amenazara con volver a hacerla caer en bancarrota.
Como resultado, la compañía está insistiendo más que nunca en el enrarecido mundo de las carreras de Fórmula 1, un movimiento que aportará un toque adicional a las previsiones financieras para cualquiera que piense que las acciones no han sido lo suficientemente volátiles desde que salieran a bolsa hace dos años.
La compañía pretende recaudar un total de 500 millones de libras de los cuales 182 millones serán inyectados en un consorcio liderado por el multimillonario canadiense Lawrence Stroll, copropietario del equipo Racing Point de Fórmula 1 y fanático del automovilismo. El consorcio también proporciona 55 millones de libras más en capital circulante a corto plazo.
Stroll está poniendo además el nombre de Aston Martin en la escudería Racing Point de F1 de la que es copropietario (y en la que su hijo Lance resulta ser uno de los pilotos) la próxima temporada. Así, pondrá fin al patrocinio de Red Bull, que había colaborado con AML en el Valhalla y otros coches. AML obtendrá una participación en el equipo bajo el acuerdo, que se extenderá inicialmente 10 años.
El resto del efectivo vendrá a través de una emisión de derechos de uno por cinco con un precio de 4 libras por acción. Para los propietarios de capital privado existentes, que seguirán controlando más del 50% de la empresa tras el acuerdo, esto representa poco más que devolver parte del dinero que obtuvieron en el proceso de salida a bolsa. Para los accionistas independientes, que ya han sufrido pérdidas de alrededor del 75% sobre sus inversiones, es echar más sal a la herida.
Entre otras cosas, este dinero ahorrará a AML tener que reducir una línea de crédito de 100 millones de libras a tasas de usura acordada a finales del año pasado.
Las acciones de Aston Martin, cuyos precios se fijaron en función de una elevada probabilidad de bancarrota, se dispararon un 25% tras las noticias.
Las conversaciones con Stroll se han seguido muy de cerca estas últimas semanas y no son la sorpresa que la reacción del precio de las acciones sugeriría. Sin embargo, lo que es interesante son los términos que Stroll ha exigido. La compañía ha retrasado el desarrollo de vehículos eléctricos bajo la marca Lagonda hasta 2025 (tras no conseguir persuadir a Geely, de China, para que se uniera a la fiesta) y también aplazará el lanzamiento de su modelo Valhalla hasta 2022. Esos movimientos también eliminarán la tensión a corto plazo del flujo de caja de la compañía, lo que le permitirá centrarse en el lanzamiento del SUV DBX, que sigue programado para el segundo trimestre.
Stroll reemplazará a Penny Hughes como presidente.
En algún lugar perdido entre el alboroto del acuerdo se conocía la noticia de que el cuarto trimestre de 2019 no mejoró para la compañía, lo que indica que había seguido experimentando "menores ventas, mayores costos de venta y menores márgenes en comparación con las expectativas".
El camino que tiene por delante podría ser más glamoroso, y cabe la posibilidad de llegar de una pieza un poco más alto, pero aun así no querríamos tener que empezar el viaje desde aquí.