por Francisco Delgado Castillo
(Amplía historia con detalles)
Infosel, febrero. 17.- La crisis que afectó al sector vivienda hace siete años desencadenó que Sare Holding, otro de los gigantes del sector, finalmente echara el cierre tras reconocer su delicada situación financiera.
De forma concreta la viviendera se vio obligada a poner en consideración su disolución anticipada y eventual liquidación al no contar con el dinero suficiente que le permitiera continuar como negocio en marcha o hacer frente a sus obligaciones, además de no poder generar nuevos negocios.
Sare concluyó que ya no cuenta con "la capacidad suficiente que le permita continuar con el desarrollo, construcción, promoción operación y venta de bienes inmuebles, así como el hacer frente a las obligaciones a su cargo, imposibilitándola para realizar su objeto social consistentemente", de acuerdo con el resumen de su última asamblea de accionistas.
La decisión tuvo el respaldo de los dueños que en su conjunto poseen 55% del capital de Sare, contra 17.1% de votos en contra y 5.4% abstenciones. El 22.5% restante de los votos correspondían a inversionistas que no acudieron a la reunión celebrada el martes 11 de febrero.
Como parte del proceso de disolución los accionistas nombraron liquidador a Oscar Hernández Fuentes, por lo que será en encargado de finalizar operaciones pendientes, cobrará a la sociedad y saldará deudas; venderá bienes y liquidará a cada socio.
La disolución de Sare estuvo precedida de una serie de hechos que dibujaban ya el panorama de la compañía. Ejemplo de ello fue la renuncia --días antes de celebrarse la asamblea-- de todos los integrantes de su consejo de administración, bajo el argumento de "así convenir a sus intereses personales y profesionales", de acuerdo a lo dicho por la viviendera en aquel momento.
Otra señal del deterioro de las finanzas y operación de la empresa fue que desde el primer trimestre de 2019 incumplió con la publicación de sus resultados financieros en la Bolsa Mexicana de Valores, lo que además de impedir conocer la situación real de la compañía, también le valió la suspensión de sus títulos.
Las acciones de la viviendera, que en 2007 vendió más de ocho mil unidades y en 2018 sólo 840, cotizaron por última vez en el mercado mexicano en mayo de 2019 y cerraron con una caída de 18%, cifra, aunque alta, poco sorpresiva ante la tendencia que llevaban los títulos los últimos años.
Ante las constantes menores ventas y utilidades negativas, las acciones de Sare perdieron 78% durante 2019, año que cerró con cinco años consecutivos de pérdida de valor.
Si se toma el precio del último día de 2014 (0.39 pesos), último año en que su comportamiento en bolsa fue positivo ante el cierre de una reestructura financiera que incluyó la entrada de nuevos inversionistas, la constructora perdió 97.7% de su valor.
De acuerdo con el último informe anual dado a conocer por Sare, el de 2017, la firma TKSC EWeb es su principal accionista con 49%, seguida de la familia Sánchez, con 5.64% y Grupo Inmobiliario SRK, con 1.11%. El restante 44.25% estaba en manos del público inversionista.
La crisis que afectó a las grandes empresas que desarrollaban vivienda de interés social estalló cuando el gobierno del entonces presidente Enrique Peña Nieto decidió hacer un giro en la política de vivienda del país que pretendía reducir el rezago de vivienda a la par de que México privilegió un modelo que permitiera un crecimiento urbano más ordenado --vivienda vertical--, un reenfoque que restó valor a los grandes desarrollos y tierras en zonas alejadas de las ciudades que ya estaban en la cartera de las grandes empresas del sector.
Antes de Sare fue Corporación Geo, quien tampoco pudo sobreponerse a la crisis sectorial que incluso la llevó a concurso mercantil tras anunciar a finales de noviembre de 2018 su disolución y liquidación.
Las otras productoras de vivienda de la época, como Desarrolladora Homex y Urbi Desarrollos Urbanos, si bien han continuado con su negocio, han tenido que ajustarlo conforme a la demanda del mercado, o bien, han recurrido a la búsqueda de recursos.
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Infosel, febrero. 17.- La crisis que afectó al sector vivienda hace siete años desencadenó que Sare Holding, otro de los gigantes del sector, finalmente echara el cierre tras reconocer su delicada situación financiera.
De forma concreta la viviendera se vio obligada a poner en consideración su disolución anticipada y eventual liquidación al no contar con el dinero suficiente que le permitiera continuar como negocio en marcha o hacer frente a sus obligaciones, además de no poder generar nuevos negocios.
Sare concluyó que ya no cuenta con "la capacidad suficiente que le permita continuar con el desarrollo, construcción, promoción operación y venta de bienes inmuebles, así como el hacer frente a las obligaciones a su cargo, imposibilitándola para realizar su objeto social consistentemente", de acuerdo con el resumen de su última asamblea de accionistas.
La decisión tuvo el respaldo de los dueños que en su conjunto poseen 55% del capital de Sare, contra 17.1% de votos en contra y 5.4% abstenciones. El 22.5% restante de los votos correspondían a inversionistas que no acudieron a la reunión celebrada el martes 11 de febrero.
Como parte del proceso de disolución los accionistas nombraron liquidador a Oscar Hernández Fuentes, por lo que será en encargado de finalizar operaciones pendientes, cobrará a la sociedad y saldará deudas; venderá bienes y liquidará a cada socio.
La disolución de Sare estuvo precedida de una serie de hechos que dibujaban ya el panorama de la compañía. Ejemplo de ello fue la renuncia --días antes de celebrarse la asamblea-- de todos los integrantes de su consejo de administración, bajo el argumento de "así convenir a sus intereses personales y profesionales", de acuerdo a lo dicho por la viviendera en aquel momento.
Otra señal del deterioro de las finanzas y operación de la empresa fue que desde el primer trimestre de 2019 incumplió con la publicación de sus resultados financieros en la Bolsa Mexicana de Valores, lo que además de impedir conocer la situación real de la compañía, también le valió la suspensión de sus títulos.
Las acciones de la viviendera, que en 2007 vendió más de ocho mil unidades y en 2018 sólo 840, cotizaron por última vez en el mercado mexicano en mayo de 2019 y cerraron con una caída de 18%, cifra, aunque alta, poco sorpresiva ante la tendencia que llevaban los títulos los últimos años.
Ante las constantes menores ventas y utilidades negativas, las acciones de Sare perdieron 78% durante 2019, año que cerró con cinco años consecutivos de pérdida de valor.
Si se toma el precio del último día de 2014 (0.39 pesos), último año en que su comportamiento en bolsa fue positivo ante el cierre de una reestructura financiera que incluyó la entrada de nuevos inversionistas, la constructora perdió 97.7% de su valor.
De acuerdo con el último informe anual dado a conocer por Sare, el de 2017, la firma TKSC EWeb es su principal accionista con 49%, seguida de la familia Sánchez, con 5.64% y Grupo Inmobiliario SRK, con 1.11%. El restante 44.25% estaba en manos del público inversionista.
La crisis que afectó a las grandes empresas que desarrollaban vivienda de interés social estalló cuando el gobierno del entonces presidente Enrique Peña Nieto decidió hacer un giro en la política de vivienda del país que pretendía reducir el rezago de vivienda a la par de que México privilegió un modelo que permitiera un crecimiento urbano más ordenado --vivienda vertical--, un reenfoque que restó valor a los grandes desarrollos y tierras en zonas alejadas de las ciudades que ya estaban en la cartera de las grandes empresas del sector.
Antes de Sare fue Corporación Geo, quien tampoco pudo sobreponerse a la crisis sectorial que incluso la llevó a concurso mercantil tras anunciar a finales de noviembre de 2018 su disolución y liquidación.
Las otras productoras de vivienda de la época, como Desarrolladora Homex y Urbi Desarrollos Urbanos, si bien han continuado con su negocio, han tenido que ajustarlo conforme a la demanda del mercado, o bien, han recurrido a la búsqueda de recursos.