El sindicato United Auto Workers (UAW) está preparando una serie de huelgas contra Stellantis, el fabricante de automóviles franco-italiano. Este movimiento se produce aproximadamente un año después de que una huelga nacional afectara significativamente a los tres fabricantes de automóviles de Detroit, incluidos Stellantis, General Motors y Ford. El anterior paro provocó pérdidas de miles de millones de dólares y dejó temporalmente sin empleo a 50.000 trabajadores.
El presidente de la UAW, Shawn Fain, que asumió su cargo en 2023, ha acusado a Stellantis de incumplir sus obligaciones contractuales. El martes, Fain indicó que varias secciones locales del sindicato estaban organizando huelgas que podrían detener las operaciones de Stellantis. La huelga de seis semanas del año pasado supuso una pérdida de unos 750 millones de euros (834,08 millones de dólares) en beneficios para Stellantis. El apoyo de la UAW a la vicepresidenta estadounidense Kamala Harris, candidata a la presidencia contra Donald Trump, añade una dimensión política al conflicto laboral a medida que se acercan las elecciones.
Las posibles huelgas tienen su origen en reclamaciones relacionadas con compromisos de productos e inversiones que Stellantis supuestamente ha retrasado o incumplido. Entre ellos se incluye una inversión multimillonaria en una nueva planta de baterías y una fábrica en Belvidere, Illinois, y la preocupación por el posible traslado de la producción del todoterreno Dodge Durango fuera de Estados Unidos. Stellantis ha replicado que no ha confirmado ningún plan para trasladar la producción de Durango y que el contrato permite retrasos en los compromisos financieros en determinadas condiciones de mercado.
Los resultados de Stellantis en Norteamérica han sido objeto de escrutinio durante el último año, en el que concesionarios y accionistas han expresado su preocupación por la atonía de las ventas, los elevados inventarios y el descenso del precio de las acciones. El Consejero Delegado, Carlos Tavares, ha expresado su compromiso de mejorar las operaciones en EE.UU. y no ha descartado el cierre de las marcas no rentables en todo el mundo.
A pesar de estos retos, los niveles de inventario de vehículos de Stellantis en EE.UU. son más altos que antes de la huelga del año pasado, lo que podría mitigar el impacto inmediato de cualquier nueva acción laboral. A finales de agosto, la empresa disponía de 77 días de vehículos, una cifra superior a la del año anterior, según datos de Cox Automotive.
La UAW tiene la opción estratégica de hacer huelga en las plantas que producen vehículos de gran demanda, como los SUV de Jeep, lo que podría ejercer más presión sobre Stellantis y, al mismo tiempo, conservar los recursos sindicales. El momento de la primera votación de autorización de huelga es incierto, pero los sindicatos locales de Toledo (Ohio), Kokomo (Indiana) y varias localidades de Michigan, que representan a una parte significativa de la plantilla de Stellantis, han presentado demandas.
El derecho de huelga de la UAW sobre compromisos financieros y de productos, obtenido en el acuerdo laboral del año pasado, puede enfrentarse a desafíos legales. Stellantis dispone de varias oportunidades para resolver las reclamaciones de la UAW, y las cuestiones no resueltas podrían dar lugar a una votación de autorización de huelga en un plazo de 60 días. Sin embargo, una votación para autorizar una huelga no garantiza que ésta vaya a producirse.
Reuters colaboró en la elaboración de este artículo.
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