Por Jake Spring y Stephen Eisenhammer
BRASILIA/SAO PAULO, 24 mar (Reuters) - El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, puso fin el martes a una disputa diplomática con China con una conversación telefónica con su par Xi Jinping, en la cual acordaron trabajar juntos para combatir el coronavirus en momentos en que la ciudad más grande del país sudamericano está en cuarentena.
El diálogo pareció marcar el término de una disputa que comenzó la semana pasada cuando el hijo de Bolsonaro culpó al autoritarismo chino por no tomar acciones más rápidas contra el coronavirus, lo que generó una respuesta del embajador de China en Brasil.
La reconciliación se produce mientras empeoran las perspectivas económicas de Brasil, la economía más grande de América Latina, a raíz de la pandemia. Una encuesta divulgada el martes mostró que la confianza del consumidor cayó a un mínimo de tres años en marzo.
Datos del gobierno publicados el martes también mostraron que las ventas minoristas de enero cayeron al ritmo más rápido en más de un año, lo que indica que el consumo tuvo un comienzo débil en 2020, incluso antes del coronavirus.
Bolsonaro dijo en Twitter que su conversación con Xi incluyó una discusión sobre cómo hacer crecer la relación comercial de ambos países. China es el mayor socio comercial de Brasil y el principal comprador de soja, carne de res y otras materias primas brasileñas.
Se espera que la desaceleración económica se profundice tras entrar en vigencia una orden del gobierno estadual de cerrar todos los servicios y negocios no esenciales en Sao Paulo, la ciudad más grande y polo financiero del país.
Durante la hora punta de la mañana, las calles de Sao Paulo, generalmente atascadas, estaban tranquilas, aunque los autobuses aún circulan en la urbe y se ha permitido que continúen las obras de construcción en un intento por evitar el colapso económico completo de la ciudad más poblada y rica de Brasil.
Los drásticos esfuerzos apuntan a contener la propagación del coronavirus, ya que el número de casos confirmados se triplicó en cuatro días a 1.891 y las muertes aumentaron a 34 desde las 25 registradas el domingo, según datos publicados por el Ministerio de Salud el lunes.
Sao Paulo, que registró los primeros casos, ha sido la ciudad más afectada por el virus.
Bolsonaro ha enfrentado críticas feroces por su reacción al brote. Ha calificado el COVID-19 como una "pequeña gripe" y se ha burlado de las pautas de aislamiento social mientras sus índices de aprobación están en mínimos desde que asumió el cargo.
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(Reporte de Jake Spring, Jamie McGeever y Stephen Eisenhammer; Editado en español por Rodrigo Charme)