En 2021, el granjero utilizó una máquina topadora para trazar un camino y destruyó más de 175 nidos, según la acusación del Ministerio Público Fiscal de Chubut, por lo que fue condenado a tres años de prisión de ejecución condicional, por lo que no irá a la cárcel. Ciudad de México, 25 de noviembre (SinEmbargo).- Pese a ser hallado culpable de asesinar a cientos de pingüinos de Magallanes, por las autoridades argentinas, el ganadero Ricardo La Regina no pisará la cárcel. No obstante, la condena que recibió fue calificada como "sin precedentes", ya que es la primera vez que un delito ambiental se castiga.
En días recientes, la justicia de Argentina determinó que el granjero era culpable de "crueldad animal" y daños "irreversibles" sobre la fauna y flora del lugar cuando, con una retroexcavadora, "realizó desmontes y movimientos" de suelo "arrollando los huevos y pichones (de pingüinos) que se encontraban en el camino".
Al presentar las pruebas pertinentes, los jueces lograron probar que el granjero incurrió en el delito de crueldad animal, lo resultó en que un tribunal de Argentina lo condenó a tres años de prisión en un fallo considerado como un hito para la justicia medioambiental.
El culpable deberá cumplir una pena de tres años de prisión de ejecución condicional —no irá a la cárcel— por los delitos de daño ambiental agravado y crueldad contra los pingüinos por los hechos ocurridos entre el 10 y 14 de septiembre de 2021 en la reserva faunística de Punta Tombo, sobre la costa del Atlántico, en la Patagonia argentina.
La Regina es propietario de una estancia aledaña a la reserva. En 2021, utilizó una máquina topadora para trazar un camino y destruyó más de 175 nidos ocupados por pichones, huevos y adultos pingüinos, según la acusación del Ministerio Público Fiscal de Chubut.
A su vez, el productor ganadero colocó un alambrado electrificado de seis hilos a una altura inferior a la de los animales, lo cual les impedía la libre circulación en medio del ciclo reproductivo de la especie, por lo que varios pichones murieron de inanición.