Por Nacho Doce
BARREIRINHAS, Brasil, 24 oct (Reuters) - La casa de Crenilton Santos Ferreira y su esposa, Claudia Adriana, se encuentra al final de un sendero de arena en el nororiental estado de Maranhao, el más pobre de Brasil.
Casi un 80 por ciento de los maranhenses, como se conoce a los locales, votaron por el izquierdista Partido de los Trabajadores (PT (OTC:PTGCY)) en las elecciones presidenciales de 2014. Este mes reeligieron a su gobernador, miembro del Partido Comunista de Brasil, con casi un 60 por ciento de los sufragios.
Sin embargo, a días del balotaje presidencial del domingo, Ferreira planea votar por el derechista Jair Bolsonaro. A pesar de años de comentarios ofensivos sobre las mujeres y los negros, el capitán retirado del Ejército está a punto de ganar la presidencia con su retórica de mano dura, sus valores conservadores y la promesa de combatir la corrupción.
"Mi voto es para Bolsonaro porque él defiende el valor de la familia, los valores cristianos", dijo Ferreira, un pastor en la ciudad de Barreirinhas. "No defiende a un partido, defiende a una nación: Brasil".
El entusiasmo de Ferreira por Bolsonaro, en un rincón de Brasil que carece de televisores y señal de celulares, es un testimonio del atractivo del político para un amplio rango de votantes, incluso en lugares donde el apoyo a los candidatos conservadores ha sido débil o inexistente.
Bolsonaro, que cuenta con el respaldo de un pequeño partido y casi no realizó publicidad televisiva hasta este mes, se encamina a una victoria contundente, de acuerdo a sondeos, pese a que muchos analistas políticos desmerecieron sus posibilidades hace unos meses. ver galería de fotos, haga clic en https://reut.rs/2PUhm0d
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La defensa de Ferreira a Bolsonaro, en su parroquia y alrededor de la ciudad, resalta una de las fortalezas ocultas del candidato: La comunidad evangélica le ha dado un ejército de voluntarios de base para la campaña. IZQUIERDA SIGUE SIENDO EL CAMINO
En Maranhao, los pastores evangélicos y sus parroquias han respaldado a Bolsonaro en un terreno difícil para el candidato. Si bien analistas esperan que amplias franjas del sur y sureste de Brasil voten por él, es probable que gran parte del norte y el noreste del país se decanten por el PT.
Esa lealtad a la izquierda surge de una profunda gratitud por los generosos programas de asistencia social que el PT expandió, especialmente durante la presidencia de Luiz Inácio Lula da Silva entre 2003 y 2011.
La mayor parte de los consultados en la zona no dio mayor importancia a la sentencia de 12 años de prisión que Lula cumple por corrupción. De hecho, muchos ni siquiera conocen a Fernando Haddad, quien reemplazó a Lula como candidato del PT, aunque vayan a votar por él.
"Probablemente votaré por Papá Lula, por su candidato. El jefe siempre nos ha ayudado", dijo María da Luz, una mujer de 54 años que tiene 10 hijos.
Luz y su esposo, Raimundo Domingo Ferreira Pires, de 74 años, viven en Belagua, una de las ciudades más pobres de Brasil, según estadísticas oficiales. Ellos reciben unos 500 reales (135 dólares) al mes de un programa de asistencia social conocido como Bolsa Familia.
Pires, además, cobra una pensión de 650 reales. Ese dinero, sostienen, ha ayudado a la familia a comprar ropa, lápices y cuadernos que sus hijos necesitan para asistir a la escuela.
Ferreira, el pastor que apoya a Bolsonaro, también recibe dinero del programa Bolsa Familia, lo que le ayuda a llegar a fin de mes. Cobra 163 reales por mes para mantener a sus dos hijos, lo que complementa su salario de 800 reales.
Sin embargo, las conversaciones con otros miembros de la Iglesia lo llevaron a dar la espalda al PT, cuya postura de apoyar los derechos de los homosexuales y la educación sexual en las escuelas molesta a muchos evangélicos.
Ferreira habla de política a través de radio satelital con Pedro Aldi Damasceno, un pastor en la capital del estado de Sao Luis. "Somos cristianos, defendemos el cristianismo real con entusiasmo", dijo Damasceno a Reuters en una entrevista.
"No hay paz entre nosotros y Haddad. Él es el enemigo, el enemigo de los creyentes".
(1 dólar = 3,68 reales)
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(Reporte de Nacho Doce; reporte adicional de Lais Martins; Editado en español por Javier Leira)