* Reportaje fotográfico: https://reut.rs/3e7b5Nw
Por Pilar Olivares
RIO DE JANEIRO, 5 de mar (Reuters) - Durante los primeros meses de la pandemia de COVID-19 en Brasil, la detective de la policía de Río de Janeiro Fernanda Fernandes estaba segura de que los casos de abuso doméstico estaban aumentando, pero no podía hacer casi nada, ya que pocas mujeres se presentaban a hacer una denuncia.
"Las mujeres eran incapaces de escapar de sus abusadores mientras estaban atrapadas en casa", dijo Fernandes, quien dirige la Oficina Especial de Apoyo a la Mujer (DEAM) en el enorme suburbio de Duque de Caxias en Río.
Sin embargo, el número de denuncias aumentó cuando el brote remitió y más mujeres han salido de sus hogares para presentar reclamos a la policía, dijo.
En todo el mundo, la policía y los fiscales, los equipos de apoyo a las víctimas, los movimientos de mujeres y también Naciones Unidas han informado de un aumento de la violencia en el hogar durante los confinamientos relacionados con el coronavirus.
La pandemia en Brasil ha dejado a muchas parejas sin trabajo, lo que aumenta las tensiones, dijo Fernandes.
La economía se desplomó un 4,1% el año pasado y es probable que la recuperación de Brasil sea moderada porque el país enfrenta una nueva ola brutal de infecciones.
En Brasil hubo 649 feminicidios durante el primer semestre de 2020, según cifras del Foro Brasileño de Seguridad Pública, un 2% más que en el mismo período de 2019. Pero otros delitos contra las mujeres que suelen requerir que las víctimas presenten una denuncia a la policía, como agresión y violación, cayeron, dijo la organización.
"La disminución del registro de algunos delitos en este período es más un reflejo de las dificultades y obstáculos que encontraron las mujeres durante la pandemia para denunciar los abusos, que una señal de una reducción de los casos", añadió en su último informe de octubre.
Fabiana Antunes, comerciante, dijo que finalmente reunió el coraje para ir a la policía en mayo después del último ataque de su expareja, un ilustrador al que conoció hace cinco años.
Un año después de comenzar su relación, él comenzó a beber más, le prohibió ver amigos y se volvió violento, contó. Lo dejó dos años después, pero todavía vivían bajo el mismo techo cuando comenzó la pandemia y su humor se descompuso.
"La pandemia, el hecho de estar atrapada en casa, empeoró todo", dijo.
En mayo, la golpeó en el estómago durante una pelea, dijo Antunes, y ella se comunicó con la policía. Un juez emitió una orden de restricción contra la expareja de Antunes, quien se mudó, según Fernandes y documentos judiciales.
Sin embargo, Antunes sigue preocupada. Su expareja dibujó bocetos que mostró a Reuters en los que una mujer que se le parece es asesinada por un hombre que empuña un cuchillo.
Aldefran Melo da Silva, su expareja, dijo que Antunes se enorgullecía de figurar en su trabajo artístico. Confirmó que se había emitido la orden de restricción, pero negó haber actuado mal.
"Tuvimos discusiones maritales normales, pero sin agresión física o verbal", dijo. "Nunca le pegué".
CAMPAÑA NACIONAL
Fernandes, cuyo equipo en Duque de Caixas manejó 4.121 casos de violencia doméstica en 2019, la mayor cantidad de cualquier equipo de DEAM en el estado de Río, ha realizado sesiones de Facebook (NASDAQ:FB) Live para informar a la comunidad local sobre la necesidad de denunciar señales de abuso doméstico.
Parte del desafío, dijo, es convencer a algunas mujeres de que el abuso es inaceptable. Otras no se dan cuenta del peligro de su situación porque no creen que sus parejas sean capaces de matarlas.
Taylaine Alves, una madre de dos hijos de 19 años, sufrió quemaduras graves en un ataque de 2019 y luego murió en el hospital a causa de sus heridas. El novio de Alves fue acusado y está en prisión a la espera de juicio. Su abogado de la oficina del defensor público no quiso hacer comentarios.
"Nosotras las madres nunca lo olvidamos", dijo Jozilene Pereira Alves. "La vida continúa, pero una parte de mí está muerta".
Brasil introdujo duras penas por abuso doméstico en 2006 con la ley Maria Da Penha, que lleva el nombre de una mujer que quedó parapléjica después de que su esposo le disparó mientras dormía.
Sin embargo, no fue hasta 2015 que Brasil reconoció oficialmente el feminicidio, años después de la mayoría de los demás países de la región, como Colombia, Chile, Argentina y México.
Paulo Cesar da Conceicao, que dirige un centro de rehabilitación para hombres involucrados en violencia doméstica, llamado CR Homem, dijo que la mayoría de los abusadores luchan por aceptar su responsabilidad y culpan a sus víctimas por provocarlos.
Conceicao dijo que, en sesiones grupales, su equipo guía las conversaciones para ayudar a los hombres a entender su responsabilidad en el abuso doméstico.
"Los hombres llegan al grupo muy cerrados y resistentes, y tratamos de romper eso", dijo.
Daniela Gasparin, de 38 años, dice que vive con miedo de su expareja, quien fue encarcelado luego de agredirla con un cuchillo en un autobús en la ciudad de Boituva, en el estado de Sao Paulo. Su exnovio fue arrestado y condenado por el caso.
"Incluso si está en la cárcel, todavía tengo miedo de que salga y venga por mí", dijo Gasparin. "Este es un amor que no puedo entender. ¿Cómo puede una persona amar y también tratar de matar?".
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^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^> (Reporte de Pilar Olivares Reporte adicional de Gabriel Stargardter Editado en español por Javier López de Lérida)