Se espera que China implemente estrategias para estimular el consumo, especialmente después de que el crecimiento económico se desaceleró abruptamente en el segundo trimestre de 2024 cuando el débil gasto de los hogares afectó los resultados del sector industrial.
La desaceleración del crecimiento chino en el segundo trimestre de 4.7%, tras un crecimiento del 5.3% en el trimestre anterior, ha originado, entre otras cosas, que la previsión de crecimiento de la demanda mundial de petróleo para 2024 se haya revisado ligeramente a la baja por la OPEP, en alrededor de 135 mil barriles por día respecto al mes pasado.
Según las últimas cifras del gigante Asiático, el crecimiento de las exportaciones se desaceleró en julio a un 7 por ciento interanual, mientras que las importaciones revirtieron sus caídas para expandirse un 7.2 por ciento debido a la demanda industrial de maquinaria y componentes tecnológicos extranjeros.
Para los expertos, las exportaciones toman buen curso, la inversión en manufactura sigue avanzando y el gasto en infraestructura sigue siendo ligeramente positivo, pero el consumo es el actual reto.
Las oscilaciones económicas de China han planteado dudas sobre si la débil demanda es cíclica (con los hogares todavía recuperándose del estallido de una burbuja inmobiliaria y la pandemia) o si los problemas son severos.
En una de las reuniones políticas quinquenales más importantes del Partido Comunista Chino, el presidente Xi Jinping reafirmó que su prioridad es aumentar la productividad, en gran medida a través de la inversión en la industria de alta tecnología y la innovación, para lograr su objetivo de duplicar el ingreso per cápita para 2035.
Hay preocupación de que el énfasis de Xi en la inversión en manufactura en un momento de débil demanda de los hogares, esté creando un exceso de capacidad en las fábricas e implicando en los mercados laborales.
Para algunos, si China implementara los planes de estímulo anunciados, podría cumplir su objetivo de crecimiento del PIB real del 5 por ciento para 2024, aunque les preocupa que la demanda externa pueda verse afectada por un mayor proteccionismo comercial si Donald Trump gana las próximas elecciones presidenciales de Estados Unidos.
Por otra parte, el banco central de China ha estado flexibilizando su política monetaria, pero se ha visto limitado por el amplio diferencial de tasas de interés con Estados Unidos, lo que podría conducir a salidas de capital. Si la Reserva Federal reduce las tasas, podría darle al Banco Popular de China margen para más recortes, aunque expertos indican que se requieren cambios estructurales si China quiere impulsar el poder adquisitivo potencial de sus hogares.
El aumento de las exportaciones también aumenta las tensiones con socios comerciales como Estados Unidos y la Unión Europea, que han impuesto aranceles a los vehículos eléctricos chinos y han tomado otras medidas contra los productos chinos.