El dato de empleo de Estados Unidos para febrero mostró el mejor de los mundos posibles para las bolsas: una economía que se expande con fuerza, que crea empleos a un ritmo vertiginoso, pero que no genera presiones inflacionarias. El aumento de la nómina no agrícola fue el más enérgico desde mediados de 2016, la tasa de desempleo se mantuvo en mínimos desde el año 2000, y el crecimiento de los salarios, esa variable que hizo estragos a principios de febrero, se desaceleró de manera notable, aliviando los riesgos inflacionarios.
La nómina no agrícola de febrero aumentó en 313,000 puestos de trabajo, destrozando las expectativas del mercado (205,000). Pero además, las revisiones al alza para los dos meses previos supusieron 59,000 empleos más de los inicialmente reportados: en enero, la nómina se incrementó en 239,000 puestos de trabajo frente a los 200,000 publicados originalmente, en tanto en diciembre, el aumento fue de 175,000 frente a los 160 publicados en un inicio.
Por otro lado, la tasa de desempleo se mantuvo, por quinto mes consecutivo, sin cambios en 4.1%, lo cual supone un mínimo desde el año 2000. Es verdad que el consenso estiba una tasa un poco más baja, de 4.0%. Pero la realidad es que la tasa de desempleo está, actualmente, bastante por debajo de lo que la propia Fed considera sostenible en el largo plazo. Si la tasa de desempleo no bajó fue porque cada vez más trabajadores se animan a regresar al mercado de trabajo, por lo que la fuerza laboral se ha incrementado, lo cual se ha reflejado en un aumento notable en la tasa de participación.
Pero la mayor sorpresa, y la que más gustó a los mercados, se dio en el comportamiento de los salarios. Las remuneraciones por hora se incrementaron un 0.1% respecto a enero, por debajo del 0.2% del consenso e inferior a la tasa de 0.3% registrada en enero. Ese menor ritmo de crecimiento salarial significó que la tasa anual se desacelerara de 2.8% en enero (revisado a la baja de una lectura preliminar de 2.9%) a 2.6% en febrero.
Ese comportamiento de los salarios desactivó los temores inflacionarios que provocó el dato de enero, cuando la tasa de 2.9%, la más alta desde el 2009, alertó a los mercados sobre la posibilidad de que la Fed acelerara el ritmo de aumento de tasas con el fin de enfriar a la economía y contener las presiones salariales.
Pero ese temores se disiparon hoy, con el dato de febrero. Y los mercados celebran por todo lo alto. En Wall Street, el Dow Jones gana un 0.7%, el S&P’s 500 un 0.7% y el Nasdaq un 0.8%. La tasa de 10 años de Estados Unidos, a su vez, se incrementa en 4 pbs a 2.90%. Aun así, el mercado no se asusta, como tampoco ayer le asustó el arancel de Donald Trump, y la fiesta continúa en el parqué neoyorquino, que saldará una semana de notables ganancias, con el Dow Jones ganando más de un 2% y el Nasdaq trepando más de un 3.0%.