En ocasiones, el despacho desde el que operamos parece más un box de Fórmula 1 que una sala donde se hace trading. Me refiero al hábito de estar constantemente realizando ajustes al sistema de inversión.
En la búsqueda de la perfección o la operativa sin stops, muchos traders viven en una continua obsesión por pulir sus estrategias, sin dejar correr el tiempo necesario para que estas trabajen y muestren si son rentables en el tiempo. El trabajo de laboratorio es necesario, pero estar cambiando a diario la versión del sistema provoca un enorme desgaste emocional y de energía.
Otra cosa que también les encanta a muchos traders, es modificar la gestión de las posiciones cuando sienten una intuición. Olvidan que en sus normas está plasmado actuar de una determinada forma. No son conscientes que están alterando o influyendo en el plan marcado, ese que confirma, con datos, que actuando de una determinada manera, se consiguen resultados positivos.
No soy quien para decir qué hay que hacer, ni cómo. Hay sistemas muy rígidos en sus normas y otros más flexibles. Cada trader ha de haber diseñado su propio plan, ese que le ha demostrado en testeo temporal amplio, que si opera según lo descrito en dicho documento, existe una ventaja probabilística a su favor. El error más común es que tras tener un pequeño drawdown, a veces provocado por forzar las entradas, se comienza a cambiar las cosas actuando en modo revancha.
Hablando de pérdidas. Todo sistema contempla la posibilidad de sufrir un número de operaciones negativas consecutivas o una suma económica de pérdidas. Si un inversor decide trabajar con ese sistema, ha de tener la capacidad monetaria y emocional para aguantar esas rachas. Hay que evitar volverse loco o perder los papeles, esto provocará jornadas de locura donde se tirará por tierra, en unos minutos u horas, el buen trabajo realizado en días o semanas.
Hemos escuchado en múltiples ocasiones que todos los sistemas son buenos y ganadores, siempre y cuando se ejecuten tal cual han sido diseñados. No puedo evitar incidir en que es el sistema el que debe adaptarse al trader y no al revés. El operador ha de hacer propio el sistema, ajustándolo a su propia personalidad y nivel de riesgo. Deberá trabajarlo, testearlo, ajustarlo, operarlo y, una vez definidos los condicionantes, operarlo durante un periodo. No hablamos de un día o dos semanas, sino de meses. Con eso lograremos comprobar que ese sistema es positivo en el tiempo, tras haber sido operado en todas las posibles situaciones de mercado, ya sean tendenciales, volátiles o en cualquier escenario impredecible.
Esa búsqueda impaciente por encontrar la perfección suele venir por la necesidad o ansiedad de lograr resultados positivos inmediatos. Soy de los que piensan que el objetivo a corto plazo de un trader ha de estar focalizado en tomar operaciones de calidad y estas, seguramente provocarán resultados económicos positivos en el largo plazo. Para lograrlo no se puede estar cambiando de herramientas, técnicas y gestión cada dos por tres.
Si eres de los traders que andan buscando la seguridad en el trading, he de advertirte que va a ser muy complicado encontrarla. Has de aprender a convivir con la incertidumbre. En lo que un operador ha de apoyarse, es en las cifras que históricamente le ofrece su sistema. Es el escalón definitivo para llegar a la consistencia, operar pensando en términos de probabilidad. Dicha probabilidad la castraremos en el instante que no cumplamos con el plan establecido.
Te invito a que reflexiones sobre lo que acabamos de hablar y te plantees si estás realizando alguna de estas prácticas y quepa la posibilidad que esté dañando tu operativa, tu moral o tus resultados.