JP Morgan (NYSE:JPM) ha cambiado de estrategia y ha recomendado a sus clientes comprar Renta Variable Europea vs la estadounidense.
Según ellos es “una oportunidad táctica debido a que la Zona Euro podría vivir un rebote” y a groso modo, sus fundamentos son que el castigo que han recibido las valorizaciones de las compañías en el Viejo Continente podría revertirse en el mediano plazo por los efectos que tendrá en la economía, el actual programa de estímulo del BCE (que probablemente se incrementará), lo que revalorizaría el precio de los títulos que se compren ahora a menor precio.
También han bajado la calificación en renta variable norteamericana a “neutral” y han elevado la de Europa a “sobreponderar”.
En términos generales, discrepo de esta posición porque el BCE que inyectó cerca de 2,6B de euros a la economía entre 2015 y 2018 además de tener las tasas de interés en 0% desde 2016 y la Tasa de Facilidad de Depósito en terreno negativo desde 2014 no ha podido evitar que Europa atraviese un complejo panorama económico.
Alemania, el motor económico de la zona, está a las puertas de una profunda recesión con una peligrosa caída en las exportaciones y en la manufactura, por su parte Italia, el cuarto pilar del Euro, no sólo acumula meses de contracción económica, también persiste en una importante incertidumbre sobre su estabilidad política.
Es tal la inseguridad sobre la economía europea que los bonos alemanes a 10 y 30 años están en zona negativa, eso en términos sencillos significa que los agentes económicos prefieren pagar por el resguardo alemán, que introducir el dinero en la economía.
En resumen, tengo fundadas dudas sobre si este nuevo paquete de estímulo valorado en 20B tendrá la capacidad de restaurar la confianza como lo espera JP Morgan, sobre todo porque el principal problema de confianza que tiene la Zona Euro es sobre el Euro y no sobre lo que pueda hacer el BCE.
La falta confianza proviene en gran medida por los problemas estructurales que arrastra desde varios hace años (sino décadas) el tener una moneda única, que a pesar de las diferencias evidentes, intenta igualar la productividad alemana con la griega, o la española con la italiana y que ha permitido entre otras cosas, colectivizar los riesgos soberanos y con ello el avance desmedido de la deuda.
El Euro, tampoco permite hacer devaluaciones, provocando que los países altamente endeudados tengan que hacer apalancamientos internos para cumplir con los requisitos que impone Bruselas.
Esto está incrementando el circulo vicioso, porque a medida los estados reducen gastos, mas cesantía hay y más descontento social se produce, lo que obviamente está alimentando los grupos euro escéptico.
Otro factor importante es que en 2016, se dijo que si Inglaterra votaba por salir de la Zona Euro, el futuro económico del país estaba en serio peligro.
Han pasado más de 3 años desde el referéndum y no sólo no ocurrió lo pronosticado, está pasando exactamente lo contrario.
En la vereda de al frente, tenemos una economía que pareciera estar en velocidad crucero. A pesar de que la curva de bonos está invertida desde hace meses y se ha incrementado la incertidumbre que provoca la Guerra Comercial, en EEUU aún no hay indicios reales de una recesión, su Pib crece sobre el 2% , tiene las tasas de desempleo históricamente bajas y por si fuera poco, los indicadores bursátiles en máximos.
Entonces, compramos Europa?
Saludos,
Felipe Posada
CEO SeedStox