Después de la intervención del presidente de la Fed, Jerome Powell, en el simposio anual de Jackson Hole, los mercados financieros regresan a lo que más acostumbran a hacer: apostar sobre la magnitud de incremento en la tasa de fondeo en la reunión del 21 de septiembre.
Tras semanas en que los operadores se habían hecho esperanzas en que la inflación estadounidense pudiera haber tocado techo, y diera así un respiro a la Fed en el ritmo de alzas de tasas, Powell ha advertido que la historia demuestra que es peligroso aflojar el paso antes de tiempo y que devolver la estabilidad de precios a la economía demorará. La alta inflación se ha convertido en la principal preocupación de los ciudadanos de muchos países.
El presidente de la Fed también ha advertido del riesgo de sacar conclusiones precipitadas de los datos de inflación de julio y ha vuelto a recordar que la decisión en la reunión de septiembre dependerá de los datos entrantes y de la evolución de las perspectivas. También ha reconocido que otra alza de tasas “inusualmente grande” podría ser apropiada en septiembre.
El mercado entiende la lógica de Powell y si bien le afecta la trayectoria completa del nivel de tasa de interés de fondeo en el mediano plazo, también le importa de manera especial los futuros pasos inmediatos.
Al no descartar ninguna posibilidad, se mantiene la especulación de que si la Fed subirá 50pbs o 75pbs en su próxima reunión. Actualmente el mercado le da una probabilidad de 67% a un alza de tres cuartos de punto. Debido a que Powell declara que la decisión está supeditada a los datos, otra vez la atención se vuelca a ellos, particularmente el informe de empleo de esta semana (2 de septiembre) y a la cifra de inflación de agosto que se dará a conocer el 13 de septiembre.
Como ha sucedido en los últimos meses, un sólido reporte de empleo implica que la FED pueda ser más agresiva en sus aumentos de tasas de interés para combatir la inflación, lo que provoca una reacción negativa en los precios de las bolsas de valores en el mundo y presión de la mayoría de las monedas frente al dólar. En cuanto al dato de inflación, un aumento en términos anuales amplía la presión mencionada en los precios de los activos financieros con mayor riesgo.
En este sentido, la expectativa es que, en la parte del empleo, el mercado laboral se mantenga fuerte. Se espera una creación cercana a los 300 mil trabajos, una moderación respecto a los 528 mil de julio, sin descartar sorpresas al alza. Este dato por sí solo implicaría que la Fed tiene margen para lograr el ansiado “aterrizaje suave” y continuar con el endurecimiento monetario.
Del lado de la inflación, fue tan sorpresiva la baja en julio que podría no volver a bajar en agosto en términos anuales, ante el rebote del precio de algunos commoditties. Cualquier cambio fuera de lo esperado en la inflación influirá en la decisión de la Fed y en el comportamiento de los mercados financieros para lo que reste de septiembre.
Comentario final
El peso mexicano se encamina a cerrar agosto alrededor de $20.0 spot. Ni siquiera el mensaje más duro por parte de Powell logró sacarlo de este comportamiento lateral de las últimas semanas, por lo que la cotización se mantiene en un rango acotado. El tema de los rendimientos reales sigue pesando en el ánimo del inversionista y en ese sentido los activos denominados en pesos se mantienen mejor posicionados que aquellos en dólares.
Sin embargo, continuará la volatilidad de cara a la publicación de las cifras de empleo e inflación en EUA. Dependiendo del signo de los reportes, la moneda se podría mover en el muy corto plazo entre $19.85 y $20.65 spot.