Los responsables de la política monetaria de la Reserva Federal son muy testarudos. ¿Por qué admitir un error pudiendo volver a cometerlo y decir después: "Lo siento, cómo íbamos a saberlo”?
Todo el mundo sabe ya que la inflación no es transitoria. El presidente de la Fed, Jerome Powell, solía presumir de que el banco central tiene las herramientas necesarias para luchar contra la inflación, pero por razones que sólo conocen los listos del Comité Federal de Mercado Abierto, tardan en utilizarlas.
Subidas de tipos: ¿agresivas y drásticas o lentas y constantes?
El presidente de la Fed de Nueva York, John Williams, fue uno de los que trató de frenar las expectativas del mercado en cuanto a una subida de tipos de más de un cuarto de punto en la reunión del comité de política monetaria de mediados de marzo.
"Personalmente, no veo ningún argumento convincente para dar un gran paso desde el principio", explicaba la semana pasada Williams, vicepresidente del FOMC y miembro con derecho a voto permanente, en un evento de la Universidad de la Ciudad de Nueva Jersey. Uno se pregunta qué le parecería convincente si una inflación del 7,5% no se lo parece.
Para Williams, execonomista jefe de la Fed de San Francisco cuando la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, dirigía este banco regional, es suficiente con ver que la Fed "avanza de forma constante" en una senda de subidas de tipos de interés.
Lael Brainard, gobernadora de la Fed, otro de los miembros más prudentes del FOMC, se sumó a la opinión de que la Fed "iniciará una serie de subidas de tipos" a partir de marzo.
Las actas de la reunión de enero del FOMC, publicadas la semana pasada, mostraban que a muchos de los responsables de la política monetaria les sigue preocupando la posibilidad de ahogar la economía si toman la drástica medida de subir los tipos de interés demasiado rápido, por ejemplo, medio punto en marzo.
Los inversores en acciones dieron un suspiro de alivio, interpretando que la subida de tipos de marzo sería sólo de un cuarto de punto, algo que las declaraciones de Williams y Brainard parecían respaldar.
Sin embargo, el presidente de la Reserva Federal de San Luis, James Bullard, también redobló la apuesta al advertir la semana pasada, durante una mesa redonda en la Universidad de Columbia, que los movimientos de los tipos deben efectuarse más drástica y mucho más rápidamente, y pidió a la Reserva Federal que "adelantara" las subidas de tipos para frenar la inflación. La CNBC retransmitió sus declaraciones:
"Ahora corremos más riesgo de que esto se descontrole que en toda una generación. Un escenario sería... una nueva sorpresa que nos golpee y que no podamos prever ahora, pero tendríamos aún más inflación. Ese es el tipo de situación que queremos... asegurarnos de que no ocurra".
El excodirector general de PIMCO, Mohamed El-Erian, que ahora es asesor económico jefe de la empresa matriz de PIMCO, Allianz (DE:ALVG), también ha redoblado la apuesta, mostrándose preocupado en una comparecencia en Yahoo (NASDAQ:AABA) Finance Live porque la Fed está actuando demasiado tarde.
"La preocupación que tenemos es que, al llegar tarde, la Fed también pone en juego el crecimiento económico. Y eso significa que las ganancias se vuelven más inciertas. Por eso éste es un periodo muy delicado. Todavía tenemos una oportunidad de hacerlo bien. Pero, por desgracia, es una ventana que se está cerrando".
Se centró en la expansión cuantitativa prevista por la Reserva Federal —cuando empiece a liquidar su cartera de bonos al no reinvertir los ingresos procedentes de los bonos que expiren. Esto no tiene por qué suponer un trastorno, dice, pero el hecho de que la Fed siga comprando más bonos este mes y mantenga su elevado balance durante varios meses más podría hacer que el impacto fuera mucho más duro.
El índice de precios al productor de Estados Unidos correspondiente al mes de enero mostró la semana pasada un aumento del 9,7% en el conjunto del año, muy por encima del 9,1% que esperaban los economistas. Este índice de precios mayoristas suele impulsar los precios minoristas, lo que no augura nada bueno para los datos de inflación de las próximas semanas.
Todo apunta a que el índice de gastos de consumo personal, considerado uno de los datos más importantes para los responsables de la política monetaria de la Fed, muestre en su lectura de enero que se publica a finales de esta semana un aumento del 5,2% en el conjunto del año, incluso cuando se excluyan los volátiles costes de los alimentos y la energía. La lectura de febrero del índice de precios al consumo, que ocupa los titulares más conocidos por los consumidores (y los inversores), se conocerá el 10 de marzo, antes de la reunión del FOMC de la semana siguiente.
Continúa el drama de los nombramientos del Consejo de la Fed
La semana pasada también se observaba cierto drama en relación con los nombramientos del presidente Joe Biden para los puestos de la junta de gobernadores de la Fed. Los republicanos boicotearon la votación de los cinco candidatos del Comité Bancario del Senado después de que el presidente, Sherrod Brown, de Ohio, insistiera en que se votara toda la lista a la vez. El boicot bloqueó la acción del comité —debe estar presente al menos un republicano para que haya quórum— y retrasó todos los nombramientos.
Los legisladores republicanos, encabezados por Pat Toomey, de Pensilvania, se han opuesto al nombramiento de Sarah Bloom Raskin como vicepresidenta de regulación tras sus comentarios en el pasado sobre obligar a los bancos a negar capital a las empresas de combustibles fósiles. También encontraron fallos en sus explicaciones sobre la intervención para conseguir una codiciada cuenta maestra en la Fed para una empresa de fintech de cuyo consejo formaba parte ella. (Fue la única empresa de fintech no bancaria que obtuvo dicha cuenta).
Los funcionarios de la Fed de Kansas City, que retiraron su rechazo inicial a la solicitud tras una llamada telefónica de Raskin a la presidenta del banco, Esther George, niegan que la intervención de Raskin haya influido en su decisión. Puede que el hecho de que esta negación haya sido recibida con escepticismo refleje hasta qué punto ha perdido credibilidad la Fed tras las vacilaciones en cuanto a las operaciones con acciones por parte de los responsables de la política monetaria.