La regla número 1 de la inversión es: “Compra barato y vende caro”. La plata es uno de esos bienes en los que aplica a la perfección. Le explico.
Hoy día en el mercado físico mexicano las onzas Libertad de plata amonedada, se consiguen entre 460 y 550 pesos, y aunque esto es una auténtica ganga, pocos son los audaces que se encuentran acumulándolas para el mediano y largo plazos.
Pero ¿qué es lo que mantiene tan depreciada a la reina de los metales? Son factores de todo tipo, desde los económico-políticos, hasta los meramente industriales.
Me explico. La plata a diferencia del oro -que sólo es dinero-, tiene el carácter dual de ser dinero y materia prima a la vez.
Según The Silver Institute, de las 1,033.5 millones de onzas de plata que se demandaron en 2018, sólo 44 por ciento podrían considerarse de inversión en físico: 20% fueron para joyería, 17.5% barras y monedas; 6% cubertería. El resto (66%), es pura demanda industrial para la infinidad de usos de este noble metal.
Como puede verse, menos de la mitad de la plata (44%) que se demanda al año queda disponible como “inventario físico” sobre la Tierra -el resto se consume en industria-.
Eso explica por qué especialmente en períodos de caída en la actividad económica, el precio de la plata suele sufrir. La actual crisis y depresión económica, detonada por el brote de la pandemia de COVID-19 no ha sido la excepción, y con el derrumbe histórico del barril de petróleo, la plata fue una de las materias primas arrastrada por el pánico.
En este sentido, el famoso inversor Simon Black, autor del blog Sovereign Man, publicó un artículo titulado “La plata no ha estado así de barata en 5,000 años de historia humana”. Es cierto.
Black recuerda cómo la ratio (razón) entre el precio del oro y de la plata se mantenido en un rango entre 10 y 20 unidades desde la antigüedad y hasta el siglo XX.
Esto significa que una moneda de 1 oz. de oro puro, por lo general ha equivalido a entre 10 y 20 onzas de plata pura.
Pero en tiempos modernos “una onza de oro generalmente se ha valorado en 50 a 80 onzas de plata”. Lo más relevante de eso es que, “en raras ocasiones, la proporción aumenta (o disminuye). Y cuando lo ha hecho, los precios siempre se han corregido”, señala el autor.
Justo por eso, el que este año hayamos llegado al máximo histórico de dicha ratio (124.46 unidades a mediados de marzo) es relevante porque, en efecto, jamás en la historia habíamos visto tan deprimido el precio de la plata con respecto a la medida universal de valor: el oro.
Todo lo anterior nos lleva a la causa más importante de la depresión de los precios de los metales preciosos monetarios: las razones políticas.
Desde el rompimiento unilateral de Estados Unidos y su dólar con el patrón oro en 1971, mantener lo más deprimido posible al “rey de los metales” se ha convertido en un asunto de seguridad nacional. No exagero.
Sólo la manipulación del precio del oro a la baja -a través de todo tipo de artimañas financieras-, hace posible la infinita emisión de deuda que corrompe a la moneda de “reserva” (el dólar) y la condena a perder valor como tendencia de largo plazo.
Aun así, en el siglo XXI el ciclo mayor del oro continúa siendo alcista, lo que nos habla de cómo pese a sus esfuerzos, los poderes tras bambalinas no han sido capaces de hundir al oro a placer.
Con la plata, hasta el momento, la historia ha sido diferente gracias a su alicaído carácter industrial, lo que ha ayudado a los intereses del dólar a simplificar su abaratamiento.
¿Cuál es la buena noticia? Que tras la crisis del COVID-19, gobiernos y bancos centrales han lanzado los mayores “estímulos” monetarios (deuda y liquidez) de toda la historia.
Lo que eso significa es que el valor de todas las divisas de papel, en especial el de las débiles como el peso, será cada vez más bajo frente a la medida de valor, el oro, que se seguirá apreciando.
Siendo la plata un mercado tan pequeño con respecto al del rey de los metales, tenga la certeza de que cada día cientos o miles de inversores se suman a la compra de plata, y con existencias tan limitadas, las expectativas de apreciación en el mediano y largo plazos son enormes.
La plata es pues, es una de las mejores opciones para que el público mexicano proteja sus ahorros de los errores y ocurrencias de nuestros gobernantes, y lo mejor, es que está al alcance de todos.