El panorama económico y financiero mundial ha generado un entorno favorable para la inversión en metales preciosos a lo largo del año. Durante el primer semestre del año, el componente más grande de la demanda en oro fue en instrumentos de inversión (ETFs y similares). En el mediano plazo, los fundamentos siguen siendo sólidos para mantener metales preciosos en un portafolio diversificado.
El incremento en la inflación implícita en los bonos del Tesoro y recientes presiones salariales mantendrán firme la demanda. Sin embargo, en el corto plazo, la expectativa de suba de tasas de interés de la Fed y el incremento en los rendimientos de los bonos del Tesoro, generan presión en los precios. Recientemente, la reducción del margen de Hillary Clinton sobre Donald Trump impulsó la demanda de los metales como activo refugio en períodos de incertidumbre.
Tomando como referencia la elección a presidente de EE.UU., analizamos los posibles escenarios para los metales preciosos en el corto plazo: Triunfo de Donald Trump (Probabilidad 30%): Siendo una sorpresa para el mercado, obligaría a la Fed a evaluar los impactos y la conveniencia de subir las tasas de interés, lo que sería bullish para los metales preciosos. Triunfo de Hillary Clinton (Probabilidad 70%): Bearish en el corto plazo. Si la Reserva Federal sube la tasa de interés y da señales que el proceso será gradual como en 2016, veríamos una toma de ganancias acotada en los metales preciosos. Si la Reserva Federal sube la tasa de interés y da señales que acelerará el proceso de ajuste de tasas de interés, veríamos una corrección más profunda en los metales preciosos.