- El ETF US Global Jets ha bajado un 18% este año
- El coste del combustible y la disminución de la capacidad de vuelo están ensombreciendo una demanda de viajes que, por lo demás, es muy positiva.
- La próxima etapa de crecimiento de las aerolíneas, que dependerá de la reactivación de los viajes de negocios, sigue enfrentándose a una serie de incertidumbres
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Tras sufrir un tremendo desplome durante la pandemia del COVID-19, el sector aéreo estadounidense contaba con que los viajes de negocios recuperaran este verano la trayectoria ascendente de sus acciones. Desgraciadamente, el actual entorno macroeconómico parece estar dando al traste con esos planes.
La creciente inflación, el aumento de los costes del combustible y los riesgos de recesión son algunos de los principales vientos en contra del sector, que mantienen deprimidos los precios de las acciones de las aerolíneas. Como resultado, el ETF U.S. Global Jets (NYSE:JETS), que incluye las mayores aerolíneas estadounidenses, ha perdido un 19% este año.
El debilitamiento de las perspectivas del sector se produce incluso cuando las ventas de billetes de avión comienzan a recuperarse ante el aumento de la demanda de viajes de ocio, principalmente por el fin de las restricciones de viaje relacionadas con la pandemia.
American Airlines (NASDAQ:AAL) cree que sus ingresos se dispararán muy por encima de sus expectativas originales este trimestre, ya que los consumidores vuelven a viajar tras la pandemia. Los ingresos totales se dispararán hasta un 13% frente al mismo periodo de 2019 y frente a las expectativas originales de la aerolínea de un aumento del 6% al 8%.
Delta Air Lines (NYSE:DAL) también espera una fuerte demanda alcanzando sus ingresos totales ajustados el 100% de los niveles de 2019.
Esto supone una mejora de las perspectivas, ya que la compañía preveía anteriormente que las cifras alcanzarían solo entre el 93% y el 97% de la actividad prepandemia.
Sin embargo, esta sólida recuperación de las ventas no ha logrado impulsar las cotizaciones de American Airlines y Delta, que han bajado un 18,2% y un 25,9% este año.
Lo que ensombrece una previsión por lo demás optimista son los costes del combustible y la disminución de la capacidad de vuelo. En el caso de Delta, los costes por cada asiento por kilómetro ofrecido —un indicador de eficiencia del sector— aumentarán hasta un 22% este trimestre en comparación con los niveles de 2019.
En este contexto, los analistas no creen que las acciones de las aerolíneas se vayan a recuperar de esta caída en los próximos 12 meses, ya que el sector se enfrenta al impacto de la crisis del coste de la vida, la subida de los precios del petróleo y las medidas de confinamiento del COVID-19 en China.
Los analistas de Stifel afirman que prevén un verano muy intenso para el sector de las aerolíneas, seguido de un otoño y un invierno decepcionantes. Según su nota, para entonces se habrá disipado la demanda reprimida desatada por la supresión de las restricciones del coronavirus, y la inflación se habrá instalado en la mente y las carteras de los consumidores.
Además del aumento de los costes, hay otros obstáculos operativos que afectan a las compañías aéreas. Casi todas las compañías aéreas estadounidenses han recortado sus planes iniciales de capacidad para el segundo trimestre, y algunas también para el tercero, mientras luchan por equilibrar el aumento de la demanda con los retos operativos, como la escasez de pilotos y trabajadores.
Y aún hay más: la próxima etapa de crecimiento de las aerolíneas, que dependerá de la reactivación de los viajes de negocios, se enfrenta a una serie de incertidumbres, como una posible recesión, las nuevas variantes del COVID y la escalada de los riesgos geopolíticos tras la guerra entre Rusia y Ucrania. Además, es poco probable que las empresas reanuden los viajes de personal cuando muchos empleados siguen trabajando a distancia y los directivos intentan recortar costes.
Conclusión
A pesar del repunte de los viajes aéreos, creemos que las acciones de las aerolíneas no son una opción convincente para los inversores a largo plazo. Estas compañías aéreas se enfrentan a numerosos retos, como el aumento de los costes del combustible, la recesión mundial y un entorno competitivo despiadado.
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