Esta semana se dará a conocer el indicador de inflación preferido por la Reserva Federal, el índice de precio del gasto del consumo personal o PCE por su sigla en inglés correspondiente al mes de abril.
Todo parece indicar que este indicador de inflación, a tasa anual, permanecerá constante respecto a lo observado en marzo pasado, aunque ofrecerá señales de moderación a nivel mensual, tanto en su índice general (2.70%) como el subyacente (2.80%).
De confirmarse, los operadores e inversionistas lo interpretarán como una señal adicional de que se mantiene el proceso des inflacionario. Esto podría provocar ganancias adicionales en la mayoría de los activos de mayor riesgo, entre ellos el peso mexicano.
Sin embargo, la inflación sigue siendo demasiado alta, los progresos en su reducción no están asegurados y el camino a seguir es incierto.
En este sentido, cobran importancia los más recientes comentarios de funcionarios de la Fed, así como lo plasmado en las minutas de la última reunión del banco central estadounidense.
El comité de la Fed no espera que sea apropiado reducir el rango objetivo hasta que haya adquirido una mayor confianza en que la inflación se está moviendo de forma sostenible hacia el 2%. Así ha quedado reflejado en distintas intervenciones públicas en las últimas semanas.
El mismo presidente Powell ha declarado reiteradamente que actuará en función de los datos y que estos deben ofrecer señales contundentes para poder actuar de una u otra manera.
Por su parte, en las minutas los miembros del banco central aseguran que la actual postura de la política monetaria es restrictiva, aunque señalaron su incertidumbre sobre el grado de restrictividad. En este sentido, las actas no descartan que pueda haber nuevas subidas de tasas en este ciclo, en caso de que los riesgos para la inflación se materialicen, después de que en los primeros meses del curso haya habido datos “decepcionantes”. El presidente de la Fed, Jerome Powell, ha reiterado que es improbable que el próximo paso del banco central estadounidense sea una subida de tasas, pero tras la publicación de las minutas queda patente que no todos los miembros del comité de política monetaria opinan lo mismo.
Lo anterior tiene repercusiones importantes en los mercados financieros, particularmente en el peso mexicano. La conjunción de declaraciones más hawkish y cifras económicas sólidas, ha provocado que actualmente los operadores e inversionistas apuesten que la Fed solo recortaría una vez su tasa de interés en lo que resta del año y que la primera baja se puede postponer hasta noviembre próximo.
Pero estas apuestas sobre los futuros pasos de la Fed están siendo muy volátiles. Como generalmente sucede, ante cualquier reporte de inflación o empleo que pudiera implicar moderación de precios o de generación de trabajos, la apuesta se cargaría a pensar que son razones suficientes para que la autoridad recorte tasas.
La Fed intenta alinear sus expectativas a las del mercado. Esto generalmente toma tiempo y no es garantía de que termine sucediendo.