Fue una jornada horrible en Nueva York. Y la causa la encontramos, como hemos venido diciendo en las últimas jornadas, en la virulenta apreciación del dólar. La divisa americana se fortaleció hoy con fuerza: ganó un 1.4% contra el euro, que cerró en un nuevo mínimo desde 2003, en los 1.0698 dólares por euro y camina a pasos de gigante hacia la paridad con el dólar. El peso mexicano también se resintió: perdió un 1.0% contra el dólar y acabó en los 15.624 pesos por dólar, lo que supone un nuevo mínimo histórico, rebasando los peores niveles observados en marzo de 2009, en plena “Gran Recesión”. Además, el rublo ruso se desplomó, contra el dólar, un 3.4%, el rand sudafricano un 2.2%, la lira turca un 1.4% y el peso chileno un 1.2%. EL yen cotiza en mínimos de siete años y medio.
Esa fortaleza del dólar refleja la firme recuperación de la economía estadounidense en contraste con la debilidad económica que persiste en casi todos los rincones del planeta. Y esa divergencia en los ritmos de expansión ha confrontado las políticas monetarias del mundo: mientras muchos bancos centrales bajan las tasas de interés e inyectan dinero fresco a destajo, desde Beijing a Fráncfort, la Fed de Estados Unidos podría estar cerca de empezar a incrementar las tasas de interés tras más de seis años de masiva expansión monetaria. Hoy, Richard Fisher, en su último discurso como presidente de la Fed de Dallas, no se calló y dijo que la Fed debería actuar pronto ante la rápida mejora del mercado laboral.
Así que el dólar resurge con fuerza. Y como decimos, el poderío del dólar mella los ingresos de las grandes corporaciones estadounidenses que realizan una buena proporción de sus ventas en el exterior y daña sus cuentas de resultados. Además, el músculo del dólar afecta negativamente la demanda de otros activos en dólares, como el petróleo o el cobre: el barril del WTI se hundió hoy un 2.5% para acabar en los 48.76 dólares mientras que el Brent, que ha retrocedido en las últimas cinco jornadas, bajaba un 3.6% para acabar en los 56.44 dólares, un mínimo desde el pasado 11 de febrero. El cobre se dejó en la sesión un 1.7%.
Entre la apreciación del dólar y la caída del petróleo, la jornada fue mala para Wall Street, que tuvo la segunda peor sesión del año. El S&P'500 perdió un 1.7% para cerrar en los 2,044.16 pts, sólo superado por la caída de 1.83% del 5 de enero. Además, el Dow Jones se hundió un 1.85% a los 17,662.94 pts y el Nasdaq bajó un 1.67% a los 4,859.80 pts. Con la caída de hoy, el S&P’s 500, la principal referencia del mercado, vuelve a ofrecer un rendimiento negativo en el año (-0.7%) y se sitúa en un nivel por debajo del promedio móvil de los últimos 50 días.
En consecuencia, ningún sector se salvó. Cayeron los 10 del S&P’s 500, liderados por el de tecnología de la información (-2.2%), el financiero (-2.1%), las industriales (-1.8%)y las de consumo discrecional (-1.7%). ) sectores perdieron más de un 1.0% y sólo el más defensivo, el de servicios públicos, casi libra la jornada con un retroceso del 0.2%.
En Europa, la situación no fue mejor, con Grecia de nuevo en dificultades para negociar con sus acreedores y con los rebeldes separatistas rusos rompiendo el alto el fuego en Ucrania. El Ibex-35 de Madrid bajó un 1.4%, el CAC 40 de París un 1.1% la bolsa de Milán un 1.0% y el Dax de Fráncfort un 0.7%. Fuera de la eurozona, el FTSE 100 se despeñó un 2.5%.
La aversión al riesgo provocó que los capitales buscaran refugio en los bonos de los países más seguros: la tasa del bono alemán a 10 años, el “bund”, bajó 8 pbs a 0.23%, un nuevo mínimo histórico, mientras que la de 10 años de Estados Unidos se deprimió 6 pbs a 2.13%. El diferencial entre ambas tasas es el más alto desde 1989.
Dentro de la debacle generalizada, incluyendo al sector bancario, se salvó precisamente una entidad financiera. Credit Suisse (SIX:CSGN) voló un 6.7% luego de nombrar a Tidjane Thiam como director ejecutivo, lo que hace pensar que el banco desplazará su interés de la banca de inversión al negocio de gestión de dinero. Thiam reemplazará a Brady Dougan.
Hoy la agenda tuvo poco interés: se publicaron los inventarios mayoristas y la apertura de puesto de trabajo (JOLTS). Tampoco mañana tendrá mucha relevancia, siendo el único dato en la agenda las cifras semanales de solicitudes de hipotecas. Pero el jueves tendremos las ventas minoristas de febrero, y ése sí tendrá impacto.