Análisis realizado al cierre del mercado estadounidense por Kathy Lien, directora general de Estrategia FX en BK Asset Management.
Tras semanas de informes económicos de primer nivel de todos los rincones del mundo, la falta de datos que influyan en el movimiento del mercado, aparte de la decisión del Banco de la Reserva de Nueva Zelanda, significa probablemente un entorno bursátil tranquilo. Sin embargo, esta semana hemos visto todo lo contrario, y los bancos centrales de Nueva Zelanda y el Reino Unido han lanzado indicios de ajuste de la política monetaria.
La libra se disparaba este jueves tras las declaraciones del miembro del Banco de Inglaterra Gertjan Vlieghe de que las tasas podrían subir ya en el primer semestre del próximo año si el mercado laboral se recupera más rápido de lo esperado. Esto vino seguido casi inmediatamente por el comentario del primer ministro Boris Johnson de que no hay nada en los últimos datos sobre el COVID que retrase su reapertura del 21 de junio.
El optimismo de Vlieghe y el repunte de la libra son consistentes con las mejoras de los datos y la previsión general del banco central de una recuperación más rápida. Cuando se reunieron por última vez a principios de mayo, el Banco de Inglaterra dijo que esperaban que la economía volviera a los niveles previos a la pandemia para finales de año.
A pesar de que también ralentizaron su compra de activos, la libra esterlina se vendió en aquel momento porque el banco central no cambió su orientación sobre cuándo subirían los tipos de interés. Ésta es una de las primeras veces que hemos escuchado a un responsable de política monetaria ser tan específico sobre un ajuste antes de lo previsto y, como resultado, creemos que el par GBP/USD subirá hasta registrar nuevos máximos de tres años y el EUR/GBP se dirigirá hacia mínimos de 2020 en las próximas semanas.
Esto sigue a la previsión del Banco de la Reserva de Nueva Zelanda de una subida de tipos en el segundo trimestre de 2022. Éstas fueron las primeras previsiones oficiales del banco central desde la pandemia y por ahora refleja una postura más agresiva que la de la Reserva Federal y el Banco Central Europeo. Por lo tanto, creemos que el dólar neozelandés y la libra superen a otras de las principales divisas en las próximas semanas.
La gran pregunta ahora es quién cambiará su previsión a continuación. Todas las miradas se dirigen a la Reserva Federal y la publicación del PCE deflactor este viernes. El deflactor del gasto de consumo personal es una de las medidas de inflación favoritas de la Fed. Se espera que el índice PCE suba bruscamente y los economistas esperan una subida interanual del 2,9% de las tasas básicas.
Si bien la Fed ha dejado claro que cree que cualquier aumento de la inflación es transitorio, un aumento mayor de lo esperado podría impulsar aún más el par USD/JPY. Sin embargo, cualquier subida podría ser mitigada por los ingresos personales y las cifras de gasto personal, que todo apunta a que serán más suaves.
En cuanto a los informes de este jueves, las solicitudes de desempleo continuaron disminuyendo, pero se registraron inesperados descensos en los datos de bienes duraderos y venta de vivienda construida. Puede que la Fed no sea la última en ajustar la política monetaria, pero por ahora, con decepciones más negativas que positivas, el dólar podría ofrecer una peor actuación, ya que los traders esperan que la Fed se quede atrás a este respecto.
La subida de los precios del petróleo ha ayudado al dólar canadiense a reanudar su subida frente al billete verde, pero el euro y el dólar australiano no participaron en el repunte. Eso podría cambiar mañana para la moneda única pues creemos que habrá repuntes de los precios de las importaciones de Alemania y de las cifras de confianza de la eurozona. Las presiones inflacionarias mundiales han aumentado, mientras que la reapertura de la zona euro debería reforzar la confianza.