El Índice Merval cerró la jornada del viernes con una variación negativa del 1,9% alcanzando los 13.122 puntos básicos, acumulando en el año una variación de 12,4% en moneda nacional y 8,3% en dólares (Utilizando el CCL).
Con el agregado de los nuevos bonos Ley New York emitidos hace poco por el gobierno vemos que nuestra curva de rendimientos se ha empinado, lo cual puede estar indicándonos que, en el transcurso de este año o en el primer semestre del próximo, cuando este gobierno ya tenga un ‘track record’ que le permita a grandes inversores poder estimar con mayor exactitud los riesgos actuales de la deuda argentina, veremos un aumento en el rendimiento de los bonos cortos y una caída en el rendimiento de los bonos más largos, lo cual se traduce en que caerá un poco el precio de los bonos cortos y subirá un poco el precio de los bonos largos, de tal manera de estabilizar la curva y tornarla más ‘normal’.
Ese es un comportamiento predecible ya que, ante la incertidumbre, los inversores prefieren los bonos cortos por ser estos menos volátiles, pero cuando la situación se vuelve más predecible los inversores son más tomadores de riesgo y por lo tanto venden los bonos cortos para pasarse a los largos.
Tuvimos una nueva semana lateral en nuestro índice, tal como nos tiene acostumbrados durante este último mes y la única buena noticia que puedo dar es que continuamos muy cerca de los máximos y no hay indicios que nos adviertan que nuestro mercado se vaya a caer.
Todo esto nos habla de que los inversores que están comprados en las acciones de nuestro índice no están interesados en venderlas ya que consideran que esta pausa del mercado es infundada, artificial y que terminará cuando el banco Central finalmente baje las tasas de las Lebacs, que dicho sea de paso, le están provocando un déficit cuasi fiscal enorme y que posiblemente le obligue a deshacerse de reservas o a imprimir pesos para sanearlo.