La semana pasada, el mercado bursátil experimento una notable volatilidad, influenciada principalmente por dos factores clave. Primero, el informe de empleo publicado la semana pasada mostró resultados peores de lo anticipado, generando temores de una posible recesión económica en Estados Unidos.
Además, la decisión del Banco Central de Japón de iniciar un programa de reducción de estímulos financieros al mercado local, que mantuvo hasta el martes, contribuyó a un comienzo de semana inestable.
Sin embargo, a medida que avanzó la semana, surgieron noticias positivas. Una de ellas fue la desactivación del plan anunciado por el banco nipón, sumada a los datos de solicitudes de beneficios por desempleo en EE.UU., que rompieron la tendencia negativa de las últimas ocho semanas.
Esta combinación de factores tuvo un efecto favorable en los mercados. Aunque persiste la preocupación por una posible desaceleración económica, ya no se espera un colapso o una intervención de emergencia por parte de la Reserva Federal. En cambio, se está considerando la situación como una desaceleración económica, no una depresión.
Ahora, todos los ojos están puestos en los datos de inflación de esta semana, los cuales serán cruciales para esclarecer el panorama económico estadounidense.