Coca-Cola (NYSE:KO) ha estado en busca y captura de algo para volver a causar sensación —y por supuesto conseguir un mayor crecimiento— entre sus inversores. Dos acontecimientos recientes, aunque uno es sólo un rumor, podrían ser justo el combustible que necesitan la empresa y sus acciones.
Las acciones de un productor canadiense de marihuana, Aurora Cannabis (OTC:ACBFF), subieron un 17% el 17 de septiembre después de que Bloomberg informara de que Coca-Cola mantenía conversaciones con Aurora para explorar la posibilidad de crear bebidas con cannabis. Aunque ninguna de las empresas ha confirmado ni desmentido la noticia, sus declaraciones han dejado a los inversores con la intriga.
Coca-Cola ha dicho que está "observando muy de cerca" el crecimiento del CBD, un componente no psicoactivo de la marihuana, como ingrediente para lo que ha llamado bebidas de bienestar funcional. "El entorno evoluciona rápidamente" asegura Coca-Cola, sin embargo, "no se ha tomado ninguna decisión por el momento". El CBD, que no provoca efectos nocivos en el consumidor, se ha utilizado para propósitos médicos, incluyendo el alivio de la inflamación, el dolor y las náuseas.
Antes de interesarse por el altamente especulativo mercado de la marihuana, Coca-Cola ya había creado ondulaciones en el tremendamente competitivo mercado del café al anunciar el mes pasado la adquisición de la cadena multinacional británica de café Costa, por 5.100 millones de dólares. Ésta ha sido la mayor adquisición de Coca-Cola en los últimos ocho años. El acuerdo impulsó las acciones de la empresa matriz de Costa, Whitbread PLC (LON:WTB). Las acciones subieron un 19% el 31 de agosto, su mayor repunte en dos décadas.
Media vuelta, los obstáculos a los que se enfrenta la marca mantienen sus acciones en un rango limitado
A pesar de que estos acontecimientos han acaparado los titulares las últimas semanas, las acciones de Coca-Cola siguen en un rango limitado. Las acciones cerraron en 46,58 dólares el viernes, avanzando lentamente hacia los máximos de 52 semanas registrados a principios de año en 48,62 dólares. La principal razón de esta actuación mediocre es que la mayor empresa de bebidas del mundo sigue en pleno plan de cambio, ya que los clientes están modificando sus preferencias de alimentos y bebidas.
Los consumidores están huyendo de las sodas hacia bebidas más sanas. Esta tenencia es tan generalizada que está afectando a muchas de las marcas más establecidas y frenando el crecimiento de las ventas. En los últimos años, Coca-Cola ha trabajado para reducir la cantidad de azúcar en sus bebidas más populares, con la incorporación de una serie de alternativas sin azúcar o con poco contenido de azúcar, incluyendo bebidas a base de soja, tés, aguas y zumos, como una manera de reavivar las ventas que llevan disminuyendo desde 2012.
Desde que James Quincey asumiera el cargo de director ejecutivo en mayo de 2017, se ha dedicado a reducir los costes y reestructurar la oferta de bebidas de la compañía. Su campaña parece estar tomando forma y reportando beneficios. En el informe de resultados del segundo trimestre, las ventas y beneficios de Coca-Cola superaron las previsiones de los analistas, pues el rebranding de Coca-Cola Light y un repunte de dos dígitos de las ventas de Coca-Cola Zero han hecho dispararse los resultados. "Estamos avanzando en el mercado este año y nuestra estrategia está funcionando", decía Quincey en una teleconferencia con los analistas tras la presentación de sus resultados a finales de julio.
En conclusión
A pesar de los retos a los que se enfrenta ahora mismo, la empresa Coca-Cola, ubicada en Atlanta, sigue siendo una empresa de dividendo sólido para inversores a largo plazo. La empresa lleva 56 años seguidos incrementado su dividendo. Esa es confirmación más que suficiente de la fuerza de sus 21 marcas que generan 1.000 millones de dólares o más en ventas anuales, (de entre las nada menos que 500 marcas que existen a nivel mundial).
Actualmente en 46,49 dólares por acción al cierre del viernes, con un rendimiento de dividendo anual del 3,39%, ahora es buen momento para apostar por una recuperación de Coca-Cola. Esto es especialmente importante tras su acuerdo con Costa, que abre otra puerta al crecimiento a largo plazo de la empresa en la sólida categoría de bebidas no alcohólicas. Con sus 3.800 tiendas, Costa proporciona a Coca-Cola una presencia en el entorno minorista a escala mundial y una cobertura frente a la disminución de las ventas de soda.