Ante la situación de crisis que viven Brasil, Argentina y Turquía, muchos se preguntan qué tan vulnerable está México ante un contagio que puede derivar en una crisis.
Para lo anterior, habría que analizar la balanza de pagos que es el registro contable de una economía con el exterior. Sobre esta cuenta recae la culpabilidad de las mayores crisis económicas, radicando en ello la importancia de su análisis. Las cuentas de la balanza de pagos son: la cuenta corriente (exportaciones menos importaciones de bienes y servicios), cuenta de financiera (capital físico y de cartera), cambio en las reservas internacionales y la cuenta de cuadre conocida como errores y omisiones.
Recientemente se publicó la información de la balanza de pagos de México durante el segundo trimestre del 2018, en donde destacan varios puntos.
La cuenta corriente fue deficitaria en 3,882 millones de dólares. El déficit pasó de representar 0.6% del PIB en el segundo trimestre de 2017 a 1.3% del PIB en el segundo trimestre de 2018. Que la cuenta corriente sea deficitaria no es necesariamente malo, pues es natural que algunas economías compren más del exterior, de lo que venden al exterior.
Un déficit en cuenta corriente representa un problema cuando: a) sobrepasa 3% del PIB, b) tiene como fuente una sobrevaluación de la moneda o c) cuando está siendo financiado de manera incorrecta.
Además, es importante mencionar que los déficit en cuenta corriente que sobrepasan 3% del PIB se asocian con déficit fiscales elevados y endeudamientos por encima del 60% del PIB (al mes de julio, México tiene una proporción de deuda a PIB de 44%). Así, para México, los primeros dos puntos claramente no se observan, por lo que no se estima que por parte de la cuenta corriente pueda derivarse una crisis. Por lo anterior, se deben analizar las fuentes del financiamiento, es decir la composición de la cuenta financiera.
La cuenta financiera se clasifica en corto y largo plazo, siendo el rubro de corto plazo los flujos de inversión extranjera de cartera (IEC) y el de largo plazo los flujos de inversión extranjera directa (IED). Los flujos de IED en México fueron de 6,726.9 millones de dólares durante el segundo trimestre, representando un incremento de 6% con respecto al mismo periodo del 2017, pero retrocediendo 6.4% al comparar todo el semestre.
El aumento de la IED en el segundo trimestre, señala mayor confianza para invertir en México en edificación, maquinaria y equipo, entre otros rubros del capital físico, generando empleos y crecimiento económico de manera directa.
Sin embargo, el rubro de la IED sigue aún por debajo del observado en el 2017 al compararse todo el primer semestre, lo anterior probablemente como consecuencia de la incertidumbre relacionada con la renegociación del TLCAN.
En los próximos trimestres se debería observar un incremento en los flujos de IED, pues ya existe un entendimiento en materia comercial entre México y Estados Unidos que ya está siendo analizado por el Congreso estadounidense. Cabe agregar que el entendimiento sigue siendo un sub-óptimo ya que el mejor escenario incluiría a Canadá en la renegociación. Asimismo, la IED todavía podría verse afectada si no se define un mecanismo justo de resolución de controversias por prácticas desleales, lo cual al día de hoy está incluido en el capítulo 19 del TLCAN.
Por su parte, los flujos de inversión de cartera (IEC) fueron de 7,690.7 millones de dólares, subiendo 28.5% con respecto al primer trimestre y contrastan con una salida de capitales de 3,569.1 millones de dólares que se tuvo el año anterior. El crecimiento de la IEC señala una mayor confianza en México para invertir, pero sólo en instrumentos financieros.
En resumen, el aumento de la cuenta financiera permitió financiar el mayor déficit en cuenta corriente. Sin embargo, el aumento se debió en mayor proporción al capital golondrino (la IEC), haciendo poco a poco más vulnerable a México ante choques del exterior, pero sin llegar a estar en un punto de crisis.
Finalmente, la cuenta de errores y omisiones, llamada por algunos “horrores y omisiones” debido a que a esta cuenta va a dar todo lo que no se ubicó en otras cuentas, fue de 6,693 millones de dólares, que es un monto similar al de los flujos de la IED. Para ser una cuenta de cuadre, el monto es inmenso.
Desde el 2008 esta cuenta ha mostrado una alta volatilidad a lo largo del mundo, en particular en las economías cuyas divisas son utilizadas para especulación. El rubro de errores y omisiones puede estar evidenciando rápidos movimientos en el mercado financiero, particularmente con divisas, siendo en parte culpable de la volatilidad cambiaria. Así, el contagio podría darse actualmente sólo por la parte financiera, a través del tipo de cambio.