“Al reducir las tasas impositivas de todo el mundo en la escala de ingresos, cada uno de nosotros tendrá un mayor incentivo para ascender, sobresalir y ayudar a Estados Unidos a crecer.”
Las palabras anteriores parecerían del más reciente discurso del Presidente Trump al referirse a la cada vez más cercana reforma fiscal, sin embargo, es parte del mensaje dado por el expresidente Ronald Reagan un 28 de mayo de 1985.
Y es que hoy, como hace ya más de 30 años, el tema del “recorte de impuestos más grande de la historia”, ha vuelto a boca de todos. La reforma fiscal parece ser la última carta que le queda en su primer año de gobierno al presidente Trump, con lo que promete creación de empleos, crecimiento económico, así como apoyar a las familias de ingresos medios y bajos y una simplificación del Código Fiscal norteamericano. Todo esto mediante la reducción de impuestos para personas morales de 35% hasta un 15%, eliminación de impuesto a las empresas por ganancias en el extranjero, simplificación en el pago de impuestos de personas físicas (pasando de 7 a 3 niveles, dependiendo el ingreso), derogación de impuesto a herencias o sucesiones, ampliación de deducciones a empresas, entre otros.
Todo esto parece una deja vú, de lo ya visto en los años 80, cuando el ex-actor Ronald Reagan, implementó su política fiscal, de la cual el Partido Republicano se siente orgulloso, pues fue un factor importante que propició un crecimiento del PIB del 4.1%, reducción de 2 puntos porcentuales en tema de desempleo, así como una reducción de la inflación de un 13% a un 4%. Reagan echó a andar una economía estadounidense que parecía estancarse a finales de los 70’s.
A pesar de todos estos datos positivos, se tiene que analizar a fondo las consecuencias que tuvo la decisión de cortar la tasa impositiva, para poder saber qué es lo que se espera en el futuro a la economía más grande del mundo.
Si bien es cierto que la economía se vio dinámica, con un auge en Wall Street que registró niveles que no se habían visto desde mediados de los 60’s, es verdad también, que este apogeo fue basado en gran medida por un aumento el gasto público (principalmente en el tema armamentista), lo que generó un acrecentamiento del déficit, que a la postre fue un obstáculo, incluso para los presidentes posteriores.
La deuda norteamericana pasó de representar un 33% del PIB al 52%, de la misma manera el déficit se duplicó durante la administración de Reagan, una estimación que se prevé que aumente en la actual administración ante una economía que terminó el 2017 con $666 mil millones de dólares de déficit presupuestario y lo que se espera sea una deuda que represente el 91% para el 2027, pues a pesar del discurso anti Keynesiano que permeó en la casa blanca en los 80, parece ser que en la práctica se estaba más cerca de la ideología del británico, en lugar de la corriente de los catedráticos de la Universidad de Chicago como Friedman o Laffer (de quien basó su política fiscal).
El recorte fiscal propuesto por el actual presidente, se espera que aproximadamente un 35% de esos ahorros se vaya a personas físicas y morales fuera de Estados Unidos, según estudios por investigadores del Tax Policy Center, lo que causará, como se mencionó anteriormente, un aumento en el déficit ,lo que en el largo plazo significa que los contribuyentes tendrán que pagar dicho déficit, ya sea mediante nuevos impuestos o recorte de gastos,
Como se vio en los años 80’s cuando los gastos en programas sociales se recortó de manera considerable, contrastando con el aumento en el gasto público, ocasionó el inicio de una creciente desigualdad, que no ha parado desde la administración del presidente republicano.
Según un análisis presentado en el New York Times al inicio de 1980 el percentil más bajo de la sociedad, tenían el mayor aumento en sus ingresos (arriba del 3%) mientras que el percentil más alto veía sus ingresos aumentarse arriba del 1%, mientras que en el año 2014 la situación ha cambiado pues el percentil más alto, es decir, las personas con mayores ingresos, ven aumentar su patrimonio arriba del 6%, mientras que el percentil con menores ingresos actualmente ven disminuir su ingreso año con año, lo que quiere decir que si eras pobre antes de las llamadas “Reaganomics”, veías crecer tu ingreso de manera modesta, mientras que en la actualidad, ves como tu ingreso es menor en términos reales.
De igual manera se puede observar como la inequidad en Estados Unidos aumento de manera significativa a partir de mediado de los años 80’s, bajo la política de impuestos bajos, lo que dista mucho de las recomendaciones de instituciones como OXFAM en su informe “Una economía para el 99%”, que recomiendan impuestos a la riqueza, por ejemplo, a rendimientos de capital, propiedad y herencia. Algo totalmente opuesto a lo presentado en la reforma del multimillonario.
La mayoría de los expertos concuerda que la decisión del presidente Donald Trump va a generar un crecimiento en el corto plazo, pero los favorecidos serán en gran medida accionistas de los beneficios de un recorte corporativo.
Es algo que ya se ha visto, y ha dejado estragos en la economía más poderosa del mundo, sobre todo para los que estaban por debajo del nivel de pobreza, y lo que puede ser una alerta para la clase media, no solamente norteamericana, sino una alerta para las economías del mundo, las cuales buscarán de igual manera, competir con la agresiva estrategia para poder captar inversión extranjera, lo que podría causar una mayor polarización en la distribución de la riqueza.