En los últimos 25 años, se ha observado una explosión en el número de tratados bilaterales de inversión (bilateral investment treaties o BITs) que en la actualidad superan los 30 mil. Los BITs son acuerdos entre dos países que establecen normas jurídicas aplicables al inversor extranjero en el estado receptor de la inversión.
Más específicamente, al firmar uno de estos acuerdos, los gobiernos se comprometen a otorgar a los inversores extranjeros un trato justo, equitativo, y no discriminatorio y a conceder protección y seguridad plenas. Pero además, estos tratados generalmente incluyen mecanismos de solución de controversias, que permiten a los inversores privados recurrir a instancias de arbitraje internacional en caso de incumplimiento de los términos de la inversión por parte del estado receptor.
Por ejemplo, Argentina, firmó 58 acuerdos bilaterales de inversión entre 1990 y 2001. Hoy encabeza la lista de demandados en el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI), con 53 disputas presentadas en su contra.
TRATADOS BILATERALES DE INVERSIÓN, 1980-2014
Los BITs buscan entonces establecer reglas de juego claras y previsibles y brindar protección a los inversores privados, para así promover los flujos de inversión entre los Estados parte. Pero su efectividad en atraer IED hacia países en desarrollo ha sido foco de un intenso debate entre economistas y policymakers.
Sin embargo, la mayoría de los estudios empíricos parece confirmar un efecto positivo de los BITs sobre los flujos de IED. Aun teniendo en cuenta la posibilidad de endogeneidad, la literatura muestra un asociación significativa entre la existencia de un acuerdo bilateral de inversión los niveles de IED entre dos países.
Algunos estudios, además, sugieren que el impacto de los BITs sobre la IED depende de otros factores, en particular, de la calidad institucional de los estados partes (Neumayer & Spess, 2005) o de las relaciones diplomáticas entre estos (Desborded & Vicard, 2009).
Por otro lado, en un estudio que realizamos recientemente en base a una encuesta de 700 empresas de países emergentes (Gómez Mera & Varela, 2016), encontramos que el efecto de los BITs depende significativamente de la distancia geográfica y cultural entre dos países. Nuestros resultados sugieren que los acuerdos bilaterales tienen mas importancia en las decisiones de las empresas cuando estas consideran invertir en países lejanos y desconocidos (y en los que se habla un idioma distinto).
En otras palabras, los BITs parecen contrarrestar al menos en parte los costos de transacción y las asimetrías de información asociadas con la distancia. Mas específicamente, nuestros resultados muestran que los BITs reducen los costos de la distancia hasta un 60%.