Se acabó el mes de enero y, sin duda, ha sido extremo. Para bien y para mal. Fabuloso para Wall Street, horrendo para el mercado de bonos soberanos. El S&P’s 500, durante el primer mes de 2018, ha volado un 5.4% y el Dow Jones un 5.8%. En ambos casos se trata del mejor rendimiento desde marzo de 2016. Mejor aún le ha ido al Nasdaq, que sólo en enero ha trepado un 7.3%, su mejor desempeño mensual desde octubre de 2015. Gran parte de la euforia de enero se debió al plan de recorte de impuestos de Donald Trump que aprobó el Congreso a finales del año pasado. Si hiciéramos caso a ese adagio que dice que “como vaya enero, así irá el año entero”, nos espera un año espectacular en Wall Street.
Sin embargo, hay un asunto que cada vez tiene más inquieto a los inversionistas. Al mismo tiempo que la bolsa se dispara, el mercado de bonos soberanos se hace pedazos. El Índice de Bonos del Tesoro de Bloomberg Barclays (LON:BARC) perdió un 1.4% en enero, lo que significa el inicio de año más funesto desde 2009 y el peor rendimiento desde noviembre de 2016. De manera muy brusca, la tasa del bono del Tesoro de 10 años pasó de un mínimo de 2.04% en septiembre del año pasado a un nivel de 2.73% al final de enero, lo que significa la tasa más alta desde marzo de 2014. Sólo durante este enero, la tasa de 10 años se ha elevado en 33 pbs. Por tanto, mientras los “bull” o inversionistas alcistas siguen apostando sin reservas por Wall Street, los “bears” o inversionistas bajistas salen despavoridos del mercado de bonos.
Ahora bien, los que están invirtiendo en bolsa despreocupadamente deberían andar con más tiento. El comportamiento de las tasas parece indicar que la gran era del dinero barato está tocando a su fin. Y eso pone a los mercados nerviosos. A nadie le escapa que ha sido esta última década de dinero regalado la que ha llevado los precios de los activos a niveles insostenibles. Si esto es así, deberían ser conscientes de que el fin de este ciclo de tasas anormalmente bajas puede hacer saltar por los aires todo el festín. Y aquí llegan las dos grandes preguntas. La primera es por qué se está acabando el dinero barato, esto es, por qué la tasa de interés ha repuntado de manera tan virulenta en los últimos meses. La segunda, que es la pregunta del millón, consiste en averiguar en qué nivel la tasa se volvería tan cara que haría estallar, de manera ineludible, las burbujas de activos que se han generado. El que le atine, sabrá saciar este rally bursátil hasta su último suspiro y salir ileso de la probable hecatombe.
Respecto a por qué las tasas de interés han repuntado con tanta virulencia, hay dos explicaciones básicas: la inflación y el deterioro fiscal. En efecto, los peligros inflacionarios se han acentuado por varios factores. Uno, la economía, con el recorte de impuestos y el “efecto riqueza” ocasionado por la actual euforia bursátil, ha acelerado su ritmo de expansión, lo que se puede traducir en presiones de demanda y acelerar la inflación. Dos, con la economía de Estados Unidos en pleno empleo, se prevé que los salarios mejoren. Las tasa de desempleo se ubicó en diciembre en 4.1%, un mínimo desde el año 2000, y con la capacidad ociosa apretada es de esperar que los empresarios ofrezcan alzas salariales para retener a sus trabajadores. Esa capacidad de remunerar mejor a sus empleados se ha robustecido con los ingresos extras que han recibido de la reforma fiscal de Trump. Setenta grandes empresas, como Wal-Mart (NYSE:WMT), Apple (NASDAQ:AAPL) o JP Morgan (NYSE:JPM) han anunciado aumentos salariales, bonos a los trabajadores o nuevas contrataciones tras la aprobación del recorte de impuestos. Tres, el precio del petróleo y otras materias primas se ha incrementado sustancialmente. Así, el barril de WTI ha pasado de 42.53 dólares en junio del año pasado a 65 dólares en los últimos días de enero. Y cuarto, la depreciación del dólar puede encarecer los productos importados por los estadounidenses, añadiendo nuevas presiones al alza en los precios al consumidor.
Aunque los datos duros de inflación permanecen deprimidos y por debajo del objetivo de 2%, el “break even” de inflación medido por el diferencial entre la tasa nominal y real de 10 años (algo así como las expectativas de precios que incorpora el mercado) ha pasado de 1.7% en junio del año pasado a 2.1% en la actualidad. Ante ese escenario de un mayor dinamismo económico y riesgos inflacionarios, la Fed podría decantarse por endurecer las condiciones monetarias a un ritmo más rápido de lo inicialmente previsto. Mientras a finales del año pasado la Fed proyectaba tres alzas de tasas a lo largo de 2018, el mercado empieza a anticipar un escenario con cuatro incrementos de tasas. Para la reunión de marzo, los futuros de los fondos federales asignan una probabilidad de 99% a un aumento de 25 puntos base.
Pero además de la inflación, lo que está presionando las tasas al alza en Estados Unidos es la insostenibilidad de la política fiscal de Trump. El recorte de impuestos, que se estima derive en un aumento del déficit público 1.5 billones de dólares en la próxima década, significará un gran agujero en las cuentas públicas que tendrá que financiarse emitiendo más papel. Y eso se empieza a ver ya. Por ejemplo, ayer el Tesoro de Estados Unidos anunció que en el primer trimestre colocará 66,000 millones de dólares en bonos de largo plazo, lo que supone el primer aumento en la emisión de bonos desde 2009. Esa mayor oferta de papel se da un contexto en el que la Fed, su principal comprador hasta hace poco, se está deshaciendo de deuda soberana que posee en su hoja de balance a la vez que China, su mayor acreedor foráneo, quiere frenar o incluso detener la compra de bonos del Tesoro ante las malas relaciones con la administración Trump. Por tanto, si quiere colocar más deuda y, en un contexto inflacionario, de peor calidad, y al mismo tiempo hay menos compradores, tendrá que ofrecer una rentabilidad mayor para que los inversionistas la adquieran.
Eso en lo que se refiere a la primera pregunta. Pero la segunda es mucho más difícil de contestar. ¿Cuándo unos mercados excesivamente caros pueden pinchar ante el aumento de las tasas de interés? El alza en tasas afecta a la economía y a las bolsas en diferentes vías. En primer lugar, impacta a la economía real al encarecerse el costo del crédito, lo que frena el crecimiento económico y deteriora las ganancias empresariales. Pero hay más efectos: no sólo se reducen los beneficios futuros al contar con menos ingresos o incrementarse el costo de la deuda, sino que esas rentas futuras se descuentan a una tasa mayor, lo que reduce el valor de mercado de los activos hoy. En tercer lugar, encarece las operaciones de apalancamiento. Y en cuarto lugar implica, para aquellas acciones cuyo principal atractivo es el dividendo, que pierdan su encanto ante unas tasas de interés más seductoras. Por eso, el aumento de las tasas de interés pone a los inversionistas nerviosos. ¿Cuál es esa tasa crítica que puede provocar un descalabro de los mercados? No lo sabemos, pero cuando la tasa de 10 años rebasó el 2.7% a inicios de esta semana, Wall Street encadenó sus dos peores jornadas de la era Trump. De este modo, la euforia de enero se ha trocado en dudas al final de mes. Quizás ese nivel crítico sea algo cercano al 3.0%, por lo que cerca de esas alturas quizás sea prudente empezar a abandonar el barco, ir vendiendo, embolsarse algunas ganancias y esperar a ver qué pasa.
INFOGRAFÍA
El mes de enero ha sido fabuloso para Wall Street. El S&P’s 500 trepó un 5.6% en el mes, lo que implica su mejor rendimiento desde marzo de 2016. En la misma tesitura estuvo el Dow Jones y el Nasdaq. Este último ganó en enero un 7.4%, lo que significa su mayor alza en un mes desde octubre de 2015. El rally estuvo impulsado por el recorte de impuestos de Trump y la mejora de las utilidades corporativas…
Fuente: Bloomberg
… sin embargo, al mismo tiempo que Wall Street brillaba, el mercado de bonos era despedazado. El índice de los bonos de EU de Bloomberg Barclays registró una caída de 1.4% en enero. Así, se convierte en el peor mes de enero para el mercado de bonos desde 2009 y su peor rendimiento mensual desde noviembre de 2016. El temor de los inversionistas de bonos de EU deriva de varios factores…
Fuente: Índice de Bonos del Tesoro de EU de Bloomberg Barclays
… uno de ellos son los riesgos inflacionarios, lo que haría a la Fed actuar con una contundencia mayor a la proyectada. El tono de la Fed de la reunión de ayer fue algo duro y el mercado da por hecho que elevará los fondos federales en 25 pbs en marzo. El dinamismo de la economía, las presiones salariales, el petróleo y la debilidad del dólar han presionado al “break even” de inflación de 1.67% a 2.11%...
Fuente: Bloomberg
… pero además, en ese contexto inflacionario, el Tesoro de Estados Unidos tendrá que emitir más deuda para financiar un creciente déficit derivado del recorte de impuestos de Trump. Esa mayor oferta de papel se da cuando la Fed está deshaciéndose de la deuda soberana de los QEs y con China reticente a seguir comprando deuda a EU. La oferta este trimestre será de 66,000 mdd frente a 62,000 mdd en el anterior.
Fuente: Bloomberg