Un SWAP es un producto de inversión y se encuentra dentro de la categoría de derivados financieros (el valor de este instrumentos depende del valor de otro). Estos derivados se materializan en contratos que tendrán un efecto dependiendo del valor del que derivan.
Los swaps en concreto son contratos en los que dos partes se ponen de acuerdo para intercambiar beneficios/pérdidas de un instrumento financiero A, propiedad de la primera parte de los beneficios/pérdidas de otro financiero B, propiedad de la segunda parte. Los swaps pueden ser de muchos tipos estando a veces referenciados a tipos de interés.
Tienen varios usos en las finanzas modernas y existen de se dividen en las siguientes categorías:
Swaps sobre tipo de cambio.
Esta es una variante del swap de tasa de interés, “en el que el nominal sobre el que se paga la tasa de interés fija y el nominal sobre el que se paga la tasa de interés variable son en dos monedas distintas”.
Swaps sobre materias primas.
El funcionamiento de un swap de materias primas, es muy similar al de un swap de tasa de interés, por ejemplo: un swap a tres años sobre petróleo; esta transacción es un intercambio de dinero basado en el precio del petróleo (El comprador B y el vendedor A del contrato no entregan o reciben petróleo en ningún momento), por lo tanto el swap se encarga de compensar cualquier diferencia existente entre el precio variable de mercado y el precio fijo establecido mediante el swap.
Es decir, si el precio del petróleo baja por debajo del precio establecido, B paga la diferencia a A, y en caso de que suba el precio del petróleo A paga la diferencia a B.
Swaps sobre índices bursátiles.
Estos permiten intercambiar el rendimiento del mercado de dinero, por el rendimiento de un mercado bursátil. Este rendimiento, se refiere a la suma de dividendos recibidos, ganancias y/o pérdidas de capital.
A través de este mecanismo, se consigue la misma rentabilidad de haber invertido en acciones y se financia a su vez, pero siempre conservando su capital, y esto le permite invertirlo en otros activos.
Swaps sobre créditos
Los Credit Default Swaps (CDS) o Swaps de incumplimiento crediticio, son los instrumentos más modernos de Wall Street y constituyen, en su forma más simple, un contrato bilateral entre un comprador y vendedor de protección. En este contrato el comprador se compromete a realizar una serie de pagos, llamadas primas, en un periodo de tiempo mientras que el vendedor se compromete a cubrir parte o el total del crédito asegurado en caso de que éste no sea cancelado.
Los CDS se utilizan en el aseguramiento de grandes corporaciones, en el aseguramiento de paquetes de referencia crediticia (CDO) o en el aseguramiento de bonos de deuda soberana, y se dieron a conocer tras el estallido de la crisis del 2008 (crisis de las deudas subprime). Su monto mínimo de operación es de 10 millones de dólares. Pueden ser a 1 año, 3 años, 5 años hasta 10 años.
Son considerados como instrumentos muy complejos para poder valuarlos y además de ser muy riesgosos se debe principalmente por no existir regulaciones que aseguren el pago de las primas entre las partes ligadas al contrato. Los swaps carecen de transparencia, no cotizan en algún mercado regulado y la mayoría de los especialistas en derivados ignoran su funcionamiento.