Por Gabriel Stargardter
CIUDAD DE MÉXICO, 28 sep (Reuters) - Los recortes del gasto público y la falta de apoyo del Gobierno para actualizar un sistema de alerta sísmica afectaron planes de prevención de desastres, y podrían subir los costos de recuperación tras dos terremotos que azotaron este mes al país, según funcionarios y exfuncionarios.
Aunque el presidente Enrique Peña Nieto está ansioso por mostrar una pronta y competente respuesta a los sismos que dejaron más de 430 muertos, el presupuesto de las agencias de recuperación ha mermado por una reducción del gasto público.
Peña instó el miércoles a los legisladores a que cuando inicien la discusión del presupuesto del 2018, en octubre, redirijan el gasto para atender la reconstrucción. Gobierno ha recortado el presupuesto para desastres hasta en un 50 por ciento en los últimos años, como parte de una reducción más amplia ante a la caída de los ingresos petroleros, que financian cerca del 20 por ciento del presupuesto federal.
El presupuesto del 2017 recortó en un 25 por ciento el financiamiento para varios proyectos contra desastres, y el de Protección Civil de México a 6,400 millones de pesos (354 millones de dólares) este año desde los 8,600 millones de pesos del año pasado.
Legisladores fustigaron a las autoridades el año pasado en un informe por el recorte aprobado para el presupuesto 2017, considerando que "abandonan las responsabilidades del Estado con su población, ante los inevitables e impredecibles riesgos de desastres".
Ahora, después de los dos terremotos, y de daños causados por huracanes previos, México está muy presionado para encontrar maneras de reconstruir. "El fondo de reconstrucción ya tiene cero pesos", dijo en una entrevista reciente Luis Felipe Puente, el jefe de los servicios de emergencia del Gobierno.
Para quienes trabajan en los esfuerzos de preparación, el problema es un claro ejemplo de lo que sucede cuando los gobiernos escatiman en medidas de prevención, desde evaluaciones de riesgo hasta sistemas de alerta temprana para sismos, actividad volcánica y otros desastres.
Según Naciones Unidas, cada dólar gastado en preparación ahorra alrededor de siete dólares en respuesta. En el 2014, el auditor de la federación de México reprendió al Gobierno por gastar más en reconstrucción que en prepararse para desastres.
"Mi preocupación es que debe invertirse más en prevención. En primer lugar porque salvas vidas. En segundo lugar, porque te vas a ahorrar (...), te va a salir más barata la reconstrucción", dijo Enrique Guevara, exdirector del Centro Nacional de Prevención de Desastres de México, o Cenapred.
"SILENCIO OLÍMPICO"
El Cenapred, fundado tras el mortal sismo de 1985, tuvo un recorte presupuestario del 20 por ciento entre el 2012 y el 2016, lo que afectó el mantenimiento de su atlas de riesgos y la moral institucional, dijo un funcionario que pidió no ser mencionado.
Peña también disminuyó los presupuestos para 2017 de dos fondos gubernamentales que financian esfuerzos de ayuda en caso de desastres, según datos oficiales.
El presupuesto del Fopreden, un fondo de prevención de desastres naturales, fue recortado en un 50 por ciento; en tanto que el de Fonden, un fondo más grande de ayuda para desastres, se redujo en un cuarto, detalló el presupuesto del gobierno.
A diferencia de su predecesor, Felipe Calderón, el presidente no ha invertido en un sistema de alerta sísmica, que ha sido elogiado por haber salvado vidas desde su implementación en la Ciudad de México en 1989.
Pero la oficina del presidente dijo, en una nota enviada a Reuters, que "los contratos para la operación de la alarma sísmica se tienen con gobiernos estatales, incluyendo los de Oaxaca y la Ciudad de México, no con el gobierno federal".
Y agregó que el nuevo gobierno de Oaxaca ha restablecido los pagos por las deudas que dejó la anterior administración con dicho operador.
El sistema, el Centro de Instrumentación y Registro Sísmico (Cires), detecta temblores y envía una alerta que da a los más de 20 millones de capitalinos tiempo para evacuar edificios. Fondeado principalmente por el gobierno de la ciudad, opera con menos de 30 millones de pesos al año, pero necesita más monitores para detectar aún más movimientos como el del 19 de septiembre, de 7.1 de magnitud.
Una mejora en la detección pudo haber otorgado hasta cinco segundos adicionales a los residentes de Ciudad de México, dijo el director general del Centro, Juan Manuel Espinosa. En la práctica, muchos de los habitantes afirmaron haber escuchado la alarma cuando el sismo ya había comenzado.
No obstante, repetidas solicitudes a Peña Nieto por parte del Cires obtuvieron un "silencio olímpico", dijo Espinosa.
"NO HAY DINERO PARA NADA"
Para Peña y su Partido Revolucionario Institucional (PRI) la falta de financiamiento podría crear problemas en las urnas, especialmente entre un electorado cada vez más preparado para el cambio después de años de corrupción y violencia.
El PRI ocupa el tercer lugar en varios sondeos para los comicios presidenciales de julio, que son encabezados por el líder izquierdista Andrés Manuel López Obrador.
Para que la recuperación tenga éxito, el Gobierno debe encontrar fuentes adicionales de financiamiento. Las estimaciones del costo oscilan entre unos 2,000 millones de dólares, según el Gobierno, hasta 4,000 millones de dólares, de acuerdo a cálculos del banco de inversión Nomura.
El Gobierno también podría echar mano a parte de un "bono catastrófico" renovado recientemente por hasta 360 millones de dólares.
Aparte de albergar a los damnificados y reconstruir, también debe asegurarse de gastar los fondos para desastres con sabiduría y transparencia, una tarea complicada para una administración que muchos mexicanos considera corrupta.
En la duramente golpeada capital, donde al menos 204 personas murieron, los voluntarios que ayudaron con los trabajos de rescate esta semana dijeron desconfiar de la capacidad del Gobierno para proporcionar un alivio efectivo.
"No hay dinero para nada", dijo Beatriz Navarrete, una estudiante de medicina de 21 años que maneja una tienda de donaciones. "Si el Gobierno estuviera gastando dinero realmente, no estaríamos aquí, rogando por medicinas".
(1 dólar estadounidense = 18.1 pesos mexicanos) (Traducción al español de Sharay Angulo, Sheky Espejo y Verónica Gómez. Editado en español por Ana Isabel Martínez, Silene Ramírez y Pablo Garibian)