Por Juan Medina
BERCIAL, España 17 abr (Reuters) - En esta época del año, Miguel Ángel Rivilla, suele estar a tope de trabajo, vendiendo sus preciadas ovejas a los mercados de toda España para el "lechal", el preciado manjar de cordero asado sin destetar tan popular en la Pascua y otras épocas de celebración.
Pero como ocurre con tantos negocios en una economía globalizada, el coronavirus ha logrado impactar en esta pequeña comunidad de apenas 100 personas en el norte rural de España, donde las extensas llanuras de las granjas son ideales para la cría de ovejas.
"Se ha parado todo", dijo Rivilla, que cría unos 1.800 animales y cada ciclo de parto alumbra hasta 500 corderos.
"No encontramos a nadie que esquile las ovejas. Estamos sufriendo grandes pérdidas del 30% al 40%... Nunca he visto nada parecido".
Normalmente Rivilla vende la carne a los distribuidores, quienes a su vez la venden a los carniceros o directamente a restaurantes y otros compradores.
Durante la Semana Santa, el "cordero lechal" -que consiste en el asado lento de la carne de corderos de 35 días o menos que están únicamente alimentados con la leche de la madre- se una de las delicias regionales más populares.
En las primeras semanas del confinamiento nacional para contener el coronavirus en España aún se vendía algo de carne, pero después de más de un mes de cuarentena ya no se factura nada. Los distribuidores no vienen a por el género, y carnicerías y restaurantes están cerrados.
"(La gente) Está congelando, pero lo congelado lo van a sacar dentro de tres o cuatro meses y vamos a estar en la misma situación: los corderos que salgan no van a subir nunca de precio", dijo.
Mientras tanto, el ganadero sigue esquilando ovejas, y llevando a pastar al rebaño por la localidad segoviana de Bercial.
"Si el cordero pasa de los 35 días, no lo compran pero aún así hay que alimentarlos. Las ovejas comen, lo que significa dinero, tiempo y pérdidas", señaló.
La ganadería siempre ha sido una industria de márgenes estrechos, y la cría de ovejas en Castilla y León ha pasado por momentos difíciles. Pero a Rivilla le preocupa que la crisis actual pueda ser demasiado grande para manejarla.
"No veo ninguna solución a corto plazo", dijo el ganadero a Reuters tras una mascarilla.
"(El futuro es) Muy incierto. Ya de por sí esto iba mal, pues lo que nos faltaba... Tendremos que mirar otras opciones, aunque aquí en el campo hay pocas".
(Información adicional de Inti Landauro; escrito por Luke Baker; traducido por Jose Elías Rodríguez)