Investing.com – Se cumple un año desde que Donald Trump fue elegido como el 45º presidente de Estados Unidos y, en este tiempo, las bolsas se han anotado fuertes ganancias. Solo el Dow Jones ha subido más de un 25%, al pasar de los 18.251 puntos del día de la elección a más de 23.400.
Durante su campaña electoral, Trump calificó al mercado de valores de “burbuja grande, gorda y fea”. Sin embargo, desde que llegó a la presidencia, a menudo celebra cuando Wall Street alcanza nuevos máximos históricos.
El republicano heredó una economía estadounidense en recuperación. El PIB creció al 3,1% anual en el segundo trimestre y se espera que el crecimiento continúe hasta final de año; el último informe del mercado laboral mostró que la tasa de desempleo ha descendido hasta el 4,1%, y los resultados empresariales han ido al alza.
Los mercados escalan con cada buena noticia que se cruza en su camino, mientras que las malas raramente hacen que se replieguen más de un par de días. A lo largo de la investigación sobre la interferencia de Rusia en las elecciones estadounidenses, pese al impacto de los huracanes Irma y Harvey y frente a las amenazas de Corea del Norte sobre una guerra sin cuartel, los mercados han seguido subiendo.
Las bolsas también han ignorado la falta de avance en el cumplimiento de muchas de las promesas de campaña de Trump, como el desmantelamiento del Obamacare o la reforma del sistema de inmigración.
Aún podrían tener la esperanza de que se aprobará la reforma fiscal y saldrán adelante los planes del presidente para aumentar el gasto en infraestructuras. Pero con los mercados saboreando cada sentimiento positivo y descartando casi al completo lo negativo, parece que los máximos bursátiles pueden tener menos que ver con los logros de Trump como presidente y más con los beneficios corporativos y con una economía estadounidense saludable.
O bien podría realmente ser una “burbuja grande, gorda y fea”, como Trump afirmó.