por Michelle del Campo
(Retransmite la nota publicada el 26 de julio)
Infosel, julio. 29.- Grupo Carso, el mayor conglomerado industrial de México, dio a conocer que Constructora Terminal Valle de México, el consorcio constructor del edificio terminal del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), llegó a un acuerdo con el gobierno federal para el finiquito definitivo del contrato tras la cancelación del proyecto aeroportuario.
El consorcio en el que Operadora Cicsa, subsidiaria de Carso, tenía un interés de 14.27%, recuperará el monto invertido --no revelado-- en trabajos de construcción, ingeniería, así como en los materiales adquiridos para el desarrollo del edificio terminal, aseguró Carso en un comunicado.
El finiquito formaliza la salida de Constructora Terminal Valle de México del proyecto, que le fue adjudicado por el Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México, la empresa estatal responsable de la iniciativa, en enero de 2017.
El consorcio constructor estaba encabezado por Cicsa, pero también participaban Constructora y Edificadora GIA+A; Promotora y Desarrolladora Mexicana (Prodemex); La Peninsular Compañía Constructora; Operadora y Administración Técnica; ICA Constructora de Infraestructura; así como las compañías españolas Acciona y Fomento de Construcciones y Contratas (FCC).
El empresario Carlos Slim, quien controla a Grupo Carso, también es el principal accionista, con una participación cercana a 25%, de FCC, que también formó parte de este consorcio.
Cicsa y sus socios ofrecieron construir el edificio en 84 mil 828 millones de pesos (tres mil 990 millones de dólares, al tipo de cambio de ese momento), superando con ello otras ofertas realizadas por consorcios, uno de ellos encabezados por una filial mexicana del consorcio portugués Mota-Engil.
La edificación de la terminal, que consideraba cuatro pisos, 95 posiciones de contacto y 68 puertas remotas, era la obras más grande y costosa vinculada a la edificación del NAIM.
Cicsa también hizo equipo con GIA+A, controlada por el empresario Hipólito Gerard Rivero, Promotora y Desarrolladora Mexicana (Promedex), encabezada por el empresario Olegario Vázquez Aldir, y La Peninsular, de Carlos Hank Rohn, en la licitación, que también ganaron, para construir la pista número tres de la fallida terminal aérea.
El gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador decidió a finales del año pasado cancelar la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), que se edificaba en lo que fue el Lago de Texcoco y llevaba entre 20 y 30% de avance en edificación.
Con el NAIM, el gobierno anterior buscaba resolver el problema de la limitación física que tiene el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México para poder incrementar el número de despegues y aterrizajes por hora, algo que limita la llegada y salida de visitantes a la capital del país.
López Obrador tomó su decisión de cancelar el NAIM con base en los "sobre costos" que tendría terminarla y que, de acuerdo con sus datos, elevarían el costo actual de esa obra de 13 mil millones de dólares en cinco mil millones más.
Los fuertes desembolsos que tendría que hacer el gobierno para mantener el nuevo aeropuerto frente al hundimiento del suelo sobre el que se edificaba fue otra de las razones que usó el mandatario para argumentar la cancelación del NAIM y optar por repagar deudas, cancelar contratos y dejar enterrada la infraestructura que hasta ese momento se había edificado, como la cimentación del edifico terminal y las bases de dos pistas.
Finalmente, López Obrador también justificó su decisión de cancelar el NAIM ante las aparentes adquisiciones irregulares de terrenos cercanos a ese aeropuerto por particulares cercanos al gobierno anterior.
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