El Canciller alemán, Olaf Scholz, ha iniciado un movimiento que podría desembocar en unas elecciones federales anticipadas en 2024 al solicitar un voto de confianza que se celebrará el 16 de diciembre. Esta acción se produce tras la disolución de su coalición, que ha ralentizado considerablemente la legislación en la mayor economía de Europa.
Desde el mes pasado, cuando se fracturó la alianza entre socialdemócratas (SPD), Verdes y Demócratas Libres (FDP), Scholz dirige un gobierno en minoría. El parón en la formulación de políticas ha llevado a Scholz a buscar un mandato claro del electorado.
Si Scholz pierde el voto de confianza, como se prevé, su siguiente paso sería pedir al Presidente que disuelva el Parlamento. Esto sentaría las bases para unas nuevas elecciones que, tras un acuerdo con la oposición, se han propuesto para el 23 de febrero.
Scholz se dirigió a los medios de comunicación, subrayando la importancia de la participación de los votantes en la configuración de la trayectoria política de la nación. Expresó su convencimiento de que la decisión del electorado en las próximas elecciones sería decisiva para abordar los importantes retos a los que se enfrenta el país. Scholz subrayó la necesidad de invertir decididamente en el futuro de Alemania para mantener su fortaleza.
En su declaración, Scholz también hizo un llamamiento a los legisladores para que colaboren eficazmente durante el periodo previo a las elecciones. Subrayó la urgencia de aprobar medidas legislativas clave, como mantener un tope en los precios de la electricidad para apoyar a la industria alemana, abordar el lastre fiscal y aumentar las prestaciones por hijos a cargo.
El llamamiento de Scholz a la acción se produce en medio de la preocupación de los principales actores de la industria por el aumento de los costes de la electricidad. Scholz citó conversaciones con ejecutivos de Volkswagen (ETR:VOWG_p) y Ford (NYSE:F), que están aplicando importantes estrategias de reducción de costes, y subrayó la importancia de evitar que sigan aumentando los gastos de electricidad.
El panorama político alemán es un reflejo de la inestabilidad que se vive en toda Europa, como demuestra la derrota del primer ministro francés, Michel Barnier, en una moción de censura la semana pasada.
Las encuestas actuales indican un posible cambio en el poder, con los conservadores de la oposición a la cabeza con un 31%, la ultraderechista Alternativa para Alemania con un 18%, el SPD de Scholz con un 17% y los Verdes con un 13%. El FDP y la Alianza Sahra Wagenknecht se sitúan justo por debajo del umbral del 5% necesario para entrar en el Parlamento. Sin embargo, los analistas señalan que la lealtad de los votantes no es tan firme como en el pasado, lo que deja margen para rápidos cambios en la opinión pública.
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