por Michelle del Campo
(Retransmite la nota publicada el 8 de mayo)
Infosel, mayo. 11.- La inmunidad será la clave para que la humanidad gane la batalla contra el coronavirus causante del nuevo padecimiento covid-19, que ha cobrado la vida hasta ahora de casi 274 mil personas a nivel mundial, puesto en vilo el futuro de la economía global y mermado la tranquilidad emocional de millones.
Existe actualmente una carrera entre empresas farmacéuticas, centros de investigación y universidades que han metido el acelerador con recursos y personal para lograr contar con una vacuna que permita brindar la seguridad necesaria para que las personas vuelvan a salir a las calles y regresen a sus actividades laborales y recreativas, como lo hacían hace apenas unos meses.
"Lo más importante es saber que es un nuevo virus, que se introdujo súbitamente en la población global. . . donde no hay nada de inmunidad", dijo Edward Jones-López, especialista en infecciones y epidemiólogo de Keck School of Medicine de University of Southern California, en un seminario organizado por Infosel. "Lo que tiene que hacer es pensar en formas de hacer que un porcentaje de esa gente llegue a ser inmune, eso es lo único que va a hacer que se controle a nivel global y que haya menos urgencia pública".
La única forma para lograr esta inmunidad, con excepción de la exposición natural al virus --un hecho que aún no ha sido comprobado--, es mediante una vacuna, un proceso que de acuerdo con Jones-López requiere importantes gastos, la capacidad de asumir riesgos económicos e incluso una buena ración de suerte.
Actualmente existen más de 70 esfuerzos globales para encontrar una vacuna contra el SARS-CoV-2 descubierto por primera vez en Wuhan, China, a finales del año pasado, y el causante de la enfermedad conocida como covid-19, de acuerdo con un compendio realizado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), cuyo corte se realizó el 22 de abril.
De ellos, únicamente seis han entrado a fase de pruebas y se tratan de esfuerzos encabezados por empresas e instituciones con sede principalmente en China y Estados Unidos, los dos gigantes de la economía mundial, que actualmente están enfrentados en diversos campos de batalla comerciales y políticos; y cuyos líderes incluso han polemizado con teorías sobre la culpabilidad de sus contrapartes al respecto de la actual crisis de salud global.
Hasta el momento, la ventaja en términos clínicos la llevaría CanSino Biologics, una compañía china que apenas en marzo se estrenó en la bolsa de Hong Kong con una oferta pública inicial de acciones. Ésta es la única de las seis empresas que se encuentra en la segunda de las cuatro fases que por lo general son requeridas para que una vacuna sea suministrada de manera masiva.
A pesar de ello, uno de los esfuerzos que más ha acaparado los reflectores en los últimos días es el que mantienen la farmacéutica estadounidense Pfizer (NYSE:PFE), en alianza con la alemana BioNTech; las cuales recientemente dieron a conocer la posibilidad de comenzar a generar millones de vacunas este año si sus pruebas resultan positivas y reciben el aval de los reguladores.
Este esfuerzo germano-estadounidense, para su vacuna BNT162, también considera la participación de China, a partir de la alianza establecida por BioNTech con Fosun Pharma para el desarrollo de esta inmunización en el país asiático, donde esperan también pronto comenzar a realizar pruebas.
Otros esfuerzos que se encuentran en fase experimental, de acuerdo con OMS, son los realizados por las chinas Beijing Institute of Biological Products, en alianza con Wuhan Institute of Biological Products, y por Sinovac Biotech.
Desde Estados Unidos los mayores adelantos han sido registrados por Inovio Pharmaceuticals y por Moderna, en colaboración con National Institute of Allergy and Infectious Diseases, del gobierno de Estados Unidos.
Otras iniciativas de grandes compañías del sector que hasta el momento se encuentran en un estatus preclínico son las de AstraZeneca (LON:AZN) y Oxford University; Sanofi (PA:SASY) y Glaxo Smith Kline; Janssen, la subsidiaria de Johnson & Johnson, que hace unos días incluso declaró a a la agencia de información Bloomberg que la rentabilidad no era importante en la búsqueda de una vacuna.
En cuanto a México, recientemente el gobierno anunció sus intenciones de, a través de varias instituciones académicas y médicas, participar en tres protocolos de investigación en curso que estarían prontos a ingresar en la fase uno de pruebas clínicas.
La buena noticia es que la carrera por tener una vacuna está rindiendo frutos si se le compara con los tiempos que normalmente duran este tipo de procesos. Si una vacuna por lo general tarda entre cuatro y cinco años en desarrollarse, de acuerdo con Jones-López, es bastante factible que se logre tener una vacuna en los próximos 12 a 18 meses.
Pese al recorte de plazos lo que aún es muy poco probable es que exista una vacuna para lo que podría ser una segunda ola de contagio, que es altamente probable llegue en los meses fríos del año, que algunos epidemiólogos esperan que pueda ser, si no se toman las medidas necesarias, incluso más letal que lo hasta ahora visto.
Ante ello, la esperanza estará en contar con medicamentos que permitan sortear mejor el padecimiento. En ese sentido, de acuerdo con OMS y la agencia estadounidenses Food and Drug Administration, existen también más de 70 compuestos, muchos de ellos desarrollados para otros padecimientos, que están siendo ahora analizados para esta enfermedad.
Uno de ellos es el antiviral, remdesivir, desarrollado por Gilead Sciences (NASDAQ:GILD), y que al que el gobierno de México ha dado prioridad, en cuanto a tener acceso al mismo "en tiempo y forma", cuando se ponga en circulación.
Pero es probable que para el tratamiento se requiera más de un medicamento para poder contrarrestar los diversos efectos inflamatorios y respiratorios que el covid-19 provoca principalmente en los enfermos graves.
"La forma de tratarlo aún no está 100% clara, es probable que vaya a requerir la combinación de varios medicamentos, es probable que se requieran uno o más medicamentos antivirales y además de eso un tratamiento antinflamatorio, se tratará de un coctel viral que contrarreste la replicación viral, así como la inflamación", agregó Jones-López.
(Retransmite la nota publicada el 8 de mayo)
Infosel, mayo. 11.- La inmunidad será la clave para que la humanidad gane la batalla contra el coronavirus causante del nuevo padecimiento covid-19, que ha cobrado la vida hasta ahora de casi 274 mil personas a nivel mundial, puesto en vilo el futuro de la economía global y mermado la tranquilidad emocional de millones.
Existe actualmente una carrera entre empresas farmacéuticas, centros de investigación y universidades que han metido el acelerador con recursos y personal para lograr contar con una vacuna que permita brindar la seguridad necesaria para que las personas vuelvan a salir a las calles y regresen a sus actividades laborales y recreativas, como lo hacían hace apenas unos meses.
"Lo más importante es saber que es un nuevo virus, que se introdujo súbitamente en la población global. . . donde no hay nada de inmunidad", dijo Edward Jones-López, especialista en infecciones y epidemiólogo de Keck School of Medicine de University of Southern California, en un seminario organizado por Infosel. "Lo que tiene que hacer es pensar en formas de hacer que un porcentaje de esa gente llegue a ser inmune, eso es lo único que va a hacer que se controle a nivel global y que haya menos urgencia pública".
La única forma para lograr esta inmunidad, con excepción de la exposición natural al virus --un hecho que aún no ha sido comprobado--, es mediante una vacuna, un proceso que de acuerdo con Jones-López requiere importantes gastos, la capacidad de asumir riesgos económicos e incluso una buena ración de suerte.
Actualmente existen más de 70 esfuerzos globales para encontrar una vacuna contra el SARS-CoV-2 descubierto por primera vez en Wuhan, China, a finales del año pasado, y el causante de la enfermedad conocida como covid-19, de acuerdo con un compendio realizado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), cuyo corte se realizó el 22 de abril.
De ellos, únicamente seis han entrado a fase de pruebas y se tratan de esfuerzos encabezados por empresas e instituciones con sede principalmente en China y Estados Unidos, los dos gigantes de la economía mundial, que actualmente están enfrentados en diversos campos de batalla comerciales y políticos; y cuyos líderes incluso han polemizado con teorías sobre la culpabilidad de sus contrapartes al respecto de la actual crisis de salud global.
Hasta el momento, la ventaja en términos clínicos la llevaría CanSino Biologics, una compañía china que apenas en marzo se estrenó en la bolsa de Hong Kong con una oferta pública inicial de acciones. Ésta es la única de las seis empresas que se encuentra en la segunda de las cuatro fases que por lo general son requeridas para que una vacuna sea suministrada de manera masiva.
A pesar de ello, uno de los esfuerzos que más ha acaparado los reflectores en los últimos días es el que mantienen la farmacéutica estadounidense Pfizer (NYSE:PFE), en alianza con la alemana BioNTech; las cuales recientemente dieron a conocer la posibilidad de comenzar a generar millones de vacunas este año si sus pruebas resultan positivas y reciben el aval de los reguladores.
Este esfuerzo germano-estadounidense, para su vacuna BNT162, también considera la participación de China, a partir de la alianza establecida por BioNTech con Fosun Pharma para el desarrollo de esta inmunización en el país asiático, donde esperan también pronto comenzar a realizar pruebas.
Otros esfuerzos que se encuentran en fase experimental, de acuerdo con OMS, son los realizados por las chinas Beijing Institute of Biological Products, en alianza con Wuhan Institute of Biological Products, y por Sinovac Biotech.
Desde Estados Unidos los mayores adelantos han sido registrados por Inovio Pharmaceuticals y por Moderna, en colaboración con National Institute of Allergy and Infectious Diseases, del gobierno de Estados Unidos.
Otras iniciativas de grandes compañías del sector que hasta el momento se encuentran en un estatus preclínico son las de AstraZeneca (LON:AZN) y Oxford University; Sanofi (PA:SASY) y Glaxo Smith Kline; Janssen, la subsidiaria de Johnson & Johnson, que hace unos días incluso declaró a a la agencia de información Bloomberg que la rentabilidad no era importante en la búsqueda de una vacuna.
En cuanto a México, recientemente el gobierno anunció sus intenciones de, a través de varias instituciones académicas y médicas, participar en tres protocolos de investigación en curso que estarían prontos a ingresar en la fase uno de pruebas clínicas.
La buena noticia es que la carrera por tener una vacuna está rindiendo frutos si se le compara con los tiempos que normalmente duran este tipo de procesos. Si una vacuna por lo general tarda entre cuatro y cinco años en desarrollarse, de acuerdo con Jones-López, es bastante factible que se logre tener una vacuna en los próximos 12 a 18 meses.
Pese al recorte de plazos lo que aún es muy poco probable es que exista una vacuna para lo que podría ser una segunda ola de contagio, que es altamente probable llegue en los meses fríos del año, que algunos epidemiólogos esperan que pueda ser, si no se toman las medidas necesarias, incluso más letal que lo hasta ahora visto.
Ante ello, la esperanza estará en contar con medicamentos que permitan sortear mejor el padecimiento. En ese sentido, de acuerdo con OMS y la agencia estadounidenses Food and Drug Administration, existen también más de 70 compuestos, muchos de ellos desarrollados para otros padecimientos, que están siendo ahora analizados para esta enfermedad.
Uno de ellos es el antiviral, remdesivir, desarrollado por Gilead Sciences (NASDAQ:GILD), y que al que el gobierno de México ha dado prioridad, en cuanto a tener acceso al mismo "en tiempo y forma", cuando se ponga en circulación.
Pero es probable que para el tratamiento se requiera más de un medicamento para poder contrarrestar los diversos efectos inflamatorios y respiratorios que el covid-19 provoca principalmente en los enfermos graves.
"La forma de tratarlo aún no está 100% clara, es probable que vaya a requerir la combinación de varios medicamentos, es probable que se requieran uno o más medicamentos antivirales y además de eso un tratamiento antinflamatorio, se tratará de un coctel viral que contrarreste la replicación viral, así como la inflamación", agregó Jones-López.