(Actualiza con muerte de joven herido)
BOGOTÁ, 25 nov (Reuters) - Un joven herido en un enfrentamiento con la policía en medio de uno de los disturbios durante las protestas contra el Gobierno del presidente de Colombia, Iván Duque, murió el lunes después de que el mandatario inició reuniones con líderes sindicales y empresariales en un esfuerzo por calmar las manifestaciones.
Dilan Cruz, quien se convirtió en un símbolo de las protestas, resultó herido el sábado al recibir un impacto con un proyectil de gas lacrimógeno en el cráneo cuando un grupo de manifestantes enfrentaba a la policía que intentaba controlar los desórdenes de los manifestantes que habían bloqueado unas calles del centro de Bogotá.
"Con pesar informamos, que no obstante la atención brindada durante estos días, en nuestra Unidad de Cuidados Intensivos, Dilan Cruz, en razón de su estado clínico, acaba de fallecer", dijo un comunicado del hospital en donde permanecía internado el joven de 18 años.
Al conocer la noticia, decenas de manifestantes se concentraron frente al hospital en donde murió el joven y bloquearon el tráfico vehicular por una importante autopista que atraviesa la capital colombiana de norte a sur.
El presidente Duque lamentó la muerte del joven con la que ascendieron a cuatro las víctimas fatales en cinco días de protestas, principalmente concentradas en la capital del país.
Previamente, en el primer día, tres manifestantes murieron en enfrentamientos con la policía y la infantería de marina que intentaron impedir saqueos en los municipios de Buenaventura y Candelaria, en el departamento del Valle del Cauca, al suroeste del país.
Tres policías también murieron y siete más resultaron heridos el viernes en un ataque con explosivos a un cuartel del municipio de Santander (MC:SAN) de Quilichao, una zona montañosa del suroeste colombiano, en un ataque atribuido a disidentes de las FARC que no aceptaron un proceso de paz, en un hecho no relacionado con las protestas, según fuentes militares.
CONTINUÁN MANIFESTACIONES
Aunque las protestas han ido decreciendo desde el primer día cuando cientos de miles de personas salieron a las calles de las principales ciudades, los manifestantes han continuado con las marchas contra supuestos planes de reformas, como el recorte al salario mínimo para los jóvenes y el aumento de la edad de pensión, pese a que Duque lo ha negado.
Los manifestantes también se han enfocado en rechazar la corrupción, lo que consideran la falta de acción del gobierno para detener el asesinato de cientos de activistas de derechos humanos y de líderes indígenas, y la implementación por completo de un acuerdo de paz con la desmovilizada guerrilla de las FARC que Duque intentó modificar sin éxito.
"En este país los viejos se acostumbraron a que los muertos son una cifra más y nosotros queremos que eso empiece a cambiar", dijo Sofía Murcia, estudiante de diseño de 20 años. "Estamos acá para no lavarnos los manos, si no haces nada eres cómplice".
Ante la prolongación de las marchas, Duque anunció un "gran diálogo nacional", centrado en los problemas sociales y la lucha contra la corrupción, que se extendería hasta mediados de marzo, e invitó a los ciudadanos a presentar propuestas sobre cómo mejorar el país.
Las protestas han sido en gran medida pacíficas, aunque los dos primeros días estuvieron marcadas por saqueos y actos de vandalismo que obligaron al Gobierno a decretar un toque de queda por una noche en Cali y posteriormente en Bogotá.
La agencia gubernamental Migración Colombia deportó el lunes a 59 venezolanos que "estarían realizando una serie actividades que podrían en riesgo el orden público y la seguridad nacional".
Actualmente alrededor de 1,4 millones de venezolanos viven en Colombia.
El presidente Duque convocó para el martes a un encuentro a los sindicatos de trabajadores que organizaron la primera manifestación y que ha sido promovida en los días posteriores por líderes políticos de izquierda como el excandidato presidencial Gustavo Petro, quien perdió frente a Duque.
Los casi 16 meses de gobierno de Duque han estado marcados por bajos índices de aprobación y dificultades para lograr la aprobación de reformas y proyectos ante un Congreso en el que no goza de una mayoría. (Reporte de Luis Jaime Acosta, Julia Symmes Cobb y Nelson Bocanegra. Editado por Javier Leira)