Por Herbert Villarraga y Luisa Fernanda Gonzalez
BARBOSA, Colombia 3 mayo (Reuters) - Las abejas solitarias disfrutan de un nuevo refugio en las afueras del municipio colombiano de Barbosa, en donde los pequeños hoteles construidos por la Autoridad Metropolitana del Valle de Aburrá ofrecen lugares para descansar y recuperarse después de un ajetreado día de polinización.
Las estructuras hexagonales, construidas con madera y con techos de acrílico para protegerlas de la lluvia, están llenas de una variedad de cañas de bambú que permiten a las abejas de todas las formas y tamaños alojarse para un merecido descanso.
"Se asocia bien a un hotel porque ellas aquí van a tener un momento de tranquilidad en su habitación que es una cañita de bambú y luego salen y se van, una o dos volverán al mismo hueco o a otro igualito y así", dijo Héctor Iván Valencia, asistente de la unidad de gestión de riesgos de la autoridad local.
Durante el día, asistentes como Valencia limpian delicadamente las habitaciones de bambú utilizando herramientas como brochas.
"Entonces nosotros la vamos a ir cambiando, la vamos a ir limpiando, como un hotel, como si fuera un hotel, yo sería el que estoy limpiando las habitaciones", aseguró Valencia.
Las abejas solitarias son aquellas en que la hembra no tiene contacto con las crías, tampoco producen miel ni forman grandes colonias. Construyen su nido usualmente en el suelo, terraplenes, cavidades de troncos o tallos huecos.
Colombia, el segundo país más biodiverso del mundo, tiene registradas 550 variedades de abejas dentro de sus fronteras, según el Ministerio de Medio Ambiente, aunque el número real de especies podría ascender a 1.445.
Como en el resto del mundo, las abejas colombianas -vitales para la fertilización de las plantas- están amenazadas por la actividad humana, incluido el uso de pesticidas y fertilizantes, además del cambio climático.
Los hoteles para abejas se instalaron para proteger a las especies que se encuentran en los 10 municipios del área metropolitana del Valle de Aburrá, incluidos Barbosa y la segunda ciudad más poblada de Colombia, Medellín.
"Se están envenenando y todo el mundo habla de ellas, pero nadie sabe que estas abejitas que no tienen voz son las que más se perjudican con los venenos", dijo Valencia.
Sin embargo, mientras que la situación de las abejas melíferas genera más ruido, las especies de solitarias no tienen a nadie a su lado, afirmó Valencia.
"Estas abejitas son supremamente sensibles a los venenos y como estas abejas no producen miel entonces no hay quien hable por ellas y eso estamos rescatando en el área", concluyó. (Reporte de Herbert Villarraga y Camilo Cohecha. Escrito por Oliver Griffin. Traducido por Luis Jaime Acosta, editado en español por Gabriela Donoso)