Las acciones de GameStop (NYSE:GME), favorecidas por la multitud de inversores minoristas que se inspiran en Reddit, están perdiendo su atractivo en ausencia de un plan de restructuración bien elaborado.
Los millones de traders minoristas que impulsaron la subida del 835% de las acciones este año con la esperanza de que el presidente Ryan Cohen pusiera al atribulado minorista de tiendas físicas en una senda de crecimiento sostenible se sintieron decepcionados ayer cuando éste no apareció en la teleconferencia de presentación de resultados.
Sus acciones caen cerca de un 6%, hasta 163,08 dólares, al comienzo de la jornada de negociación de este jueves en Europa, después de que el vendedor de productos electrónicos presentara unos resultados mixtos del tercer trimestre. Las acciones cerraron ayer en 155,65 dólares.
Las ventas netas aumentaron un 29%, hasta 1.300 millones de dólares en el periodo de tres meses que finalizaba el 30 de octubre, superando las previsiones de los analistas que apuntaban a 1.190 millones de dólares. Pero su pérdida ajustada se amplió a 105,4 millones de dólares, o 1,39 dólares por acción, frente a la pérdida de 18,8 millones de dólares, o 0,29 dólares, en el mismo periodo del año anterior.
Cohen, un inversor activista nombrado presidente de GameStop tras acumular una participación del 13%, ha instaurado un nuevo equipo de gestión. Ha contratado a los exveteranos de Amazon.com (NASDAQ:AMZN) Matt Furlong y Mike Recupero como director ejecutivo y director financiero de la empresa, respectivamente.
Pero más allá de esta reorganización de la directiva, no ha revelado nada sobre su rumbo estratégico que justifique el repunte que llegó a impulsar las acciones de GME de unos 12 dólares hasta 483 dólares por acción en un momento de estas últimas 52 semanas.
Una apuesta a largo plazo
Tras años de descensos de dos dígitos de las ventas, los ingresos han aumentado este año todos los trimestres y la deuda de la empresa casi ha desaparecido, pero GameStop lleva tres años luchando por obtener beneficios, ya que su negocio sufre los rápidos cambios de tendencia del sector de los videojuegos.
En los últimos años, los jugadores de videojuegos están descargando sus títulos favoritos de forma masiva a través de Internet, en lugar de comprar las copias físicas que vende la empresa. El director ejecutivo, Matt Furlong, dijo a los inversores en una teleconferencia el miércoles que el crecimiento de los ingresos a largo plazo es el principal barómetro por el que los inversores deben evaluar la actuación de GME.
Y explica: "Durante el trimestre, nos hemos centrado en ampliar nuestra selección, acelerar la velocidad de entrega y mejorar la experiencia del cliente. También hicimos inversiones a largo plazo en nuestra infraestructura, talento y tecnología”.
"Nuestro enfoque a largo plazo significa que priorizaremos continuamente el crecimiento y el liderazgo en el mercado sobre los márgenes a corto plazo".
Los analistas de Wall Street, sin embargo, no se han dejado impresionar. Han advertido a los inversores de que no compren acciones de GME. La razón: su valor actual no se justifica en base a los fundamentales. Cuatro analistas cubren ahora al minorista de videojuegos, frente a los nueve de principios de año.
El jueves, asignaban dos calificaciones de "retención" y dos de "venta" a las acciones de GameStop, según una encuesta de Investing.com, con un riesgo a la baja del 46% y un precio objetivo medio de 88 dólares.
Otra razón que podría seguir sometiendo a GME a una gran presión es el entorno de aversión al riesgo a medida que van surgiendo nuevas variantes del COVID y el banco central se acerca a subir los tipos de interés. Las acciones han bajado cerca de un 35% con respecto los últimos máximos registrados el 22 de noviembre tras la aparición de la variante Ómicron.
Conclusión
Las acciones de GameStop siguen siendo muy volátiles, con pocos detalles disponibles sobre su plan de restructuración. Aunque su meteórica subida de este año ha mejorado considerablemente su salud financiera, no hay garantía de que su negocio sea capaz de enfrentarse —y mucho menos de competir— con los gigantes tecnológicos, como Amazon.com.