El plan de la Reserva Federal de empezar a subir los tipos de interés en marzo —quizá medio punto porcentual— está poniendo en aprietos a los analistas del mercado de bonos.
El rendimiento de los bonos del Tesoro estadounidense a 2 años, que se considera el más afectado por las subidas de los tipos de interés de los fondos federales a un día, ha ido subiendo hacia el 1,2%, y algunos analistas prevén que llegue al 1,5%. Esto significaría un aplanamiento de la curva de rendimiento, ya que el rendimiento de los bonos de más largo vencimiento sigue siendo obstinadamente bajo.
Ese aplanamiento de la curva de rendimiento podría indicar que a los inversores les preocupa el crecimiento económico a largo plazo. O podría significar que simplemente están confundidos e inseguros.
El rendimiento de los bonos del Tesoro estadounidense a 10 años superó el lunes el 1,78%, pero eso significa que el rendimiento real tras tener en cuenta la inflación sigue siendo decididamente negativo. El diferencial con respecto a los bonos a dos años ha descendido a unos 60 puntos básicos, frente al doble registrado hace poco más de tres meses.
La palabra con "R" flota en el aire
Lo único seguro en este momento es que seguirá habiendo incertidumbre en el futuro inmediato, ya que la Fed está decidida a ser más "humilde y ágil", en palabras del presidente Jerome Powell.
Los responsables de la política monetaria deben ser ágiles porque nadie está seguro de cuál será el curso de la inflación. Existe la preocupación de que sea "pegajosa", es decir, que no desaparezca pronto y que erosione tanto el crecimiento económico como la confianza de los inversores.
El nubarrón que se cierne en el horizonte es la gran R: la recesión. Powell ha insistido con confianza en que la Fed tiene las herramientas para combatir la inflación, pero los inversores son escépticos en cuanto a que estas herramientas sean eficaces en una situación en la que los problemas de la cadena de suministro y la escasez de mano de obra exacerban el ritmo de subida de los precios.
Aún más incertidumbre genera la reducción de las compras de bonos de la Reserva Federal, no sólo por el fin de las nuevas compras a partir de marzo sino por la disminución de la reinversión de los ingresos de los bonos de próximo vencimiento, que entrará en vigor a finales de este año para reducir la cartera de bonos del banco central. ¿Han servido las compras de la Reserva Federal para apuntalar el mercado del Tesoro y mantener el rendimiento de los bonos a raya? Nadie lo tiene muy claro.
La situación en el mercado laboral también es incierta, y los analistas leerán las hojas de té de la avalancha de datos que se publicarán esta semana: informe JOLTS de vacantes de empleo, informe de empleo de ADP, informe semanal de solicitudes de subsidio por desempleo e informe de empleo de enero. Los datos han sido mixtos, ya que la historia no está demostrando ser una guía fiable en una situación sin precedentes.
Los índices de Alemania e Italia reaccionan a la posible subida de tipos del BCE y al ambiente político
En Europa, el rendimiento de los bonos alemanes a 10 años de referencia entró finalmente en territorio positivo el lunes, situándose en el 0,01%, pues los inversores han vendido bonos ante la perspectiva de que el Banco Central Europeo subirá los tipos este año mientras los precios siguen subiendo.
Una excepción fue Italia, donde la decisión del fin de semana del presidente Sergio Mattarella, de 80 años, de abandonar sus planes de jubilación y aceptar un segundo mandato, provocó un aumento de la demanda de bonos del Estado, pues deja al primer ministro Mario Draghi al frente del Gobierno.
El rendimiento de los bonos italianos a 10 años descendió ligeramente hasta situarse en el 1,365% hacia el final de la jornada, tras situarse por debajo del 1,28% a la apertura. La prima sobre el bono alemán se redujo a unos 135 puntos básicos, frente a los 150 de la semana pasada, ante la incertidumbre en torno a la votación presidencial de los legisladores italianos.