Los mercados mantienen el tono mucho mejor de lo que cabría esperar. Tiempo atrás, con sólo una parte de los elementos de incertidumbre que tenemos, hubiesen sufrido caídas importantes, pero la inercia alcista que arrastramos desde hace años sigue su curso aunque no exenta de recortes.
Hay cuatro focos muy recientes:
1) Alemania, el motor europeo, está fallando. La confianza empresarial bajó hasta los 95,7 puntos, la industria germana registró su peor mes de julio en siete años, el PMI cayó a 51,4. China es el socio comercial más importante para Alemania y Estados Unidos es su principal destino exportador, de manera que la guerra comercial EE.UU. ‘vs’ China está afectando también a los exportadores alemanes.
2) La crisis de Gobierno en Italia que tiene que aprobar los Presupuestos Generales para el 2020 antes de final de año con una economía que tuvo un nulo crecimiento en el segundo trimestre y su deuda por encima del 132% del PIB. Lo más normal es que Italia se encamine a elecciones, probablemente en la segunda mitad del mes octubre o a primeros de noviembre.
3) La victoria del peronista Alejandro Fernández en las elecciones primarias del domingo en Argentina ha tenido efectos importantes (la bolsa de Argentina cayó -37%, el bono aumentó su rentabilidad al 12,4%, el peso argentino se depreció un -32% frente al dólar, el Banco Central se vio abocado a subir los tipos de interés desde el 53,5% al 74%, los CDS o seguros que miden lo que cuesta asegurarse contra el impago de un bono reflejan que la probabilidad de un default en los próximos cinco años está en el 75%). La cuestión es que los inversores huyen de los activos argentinos ante el riesgo de nuevos controles de capitales o un impago de la deuda. Compañías españolas cotizadas con exposición en Argentina son Prosegur (MC:PSG), Codere (MC:CDRE), Dia (MC:DIDA), y en menor medida Telefónica (MC:TEF), BBVA (MC:BBVA), Banco Santander (MC:SAN), Mapfre (MC:MAP), Naturgy (MC:NTGY).
4) Trump tiene una forma de negociar agresiva, si en el primer intento o reunión no logra sacar a la otra parte todo lo que le interesa, procede a tomar "medidas agresivas" para de esta manera, en la siguiente reunión, meter toda la presión y obtener rédito. Pero China, lejos de amilanarse, también movió ficha con la depreciación del yuan, pero cuidadito: recordemos lo sucedido en el año 2015 con la devaluación y los efectos que tuvo en los mercados financieros, por no hablar de las fugas de capital que se produjeron. Trump, finalmente, doce días después de que anunciara que aplicaría un nuevo arancel del 10% sobre importaciones de productos chinos por valor de 300.000 millones de dólares a partir del 1 de septiembre, anunció que retrasa su entrada en vigor para ciertos productos, como ordenadores, móviles o juguetes, mientras que otros artículos se librarán de las tarifas.
Entonces, si es positivo el gesto de Trump, ¿por qué la alegría en los mercados no ha durado tanto tras la noticia? Pues porque sabemos que es un tira y afloja, que en cualquier momento puede volver a enfriar los ánimos adoptando otras medidas, de manera que nadie se fía de nada hasta el día que el acuerdo esté firmado. Al fin y al cabo, los mercados de renta variable se mueven por expectativas.
La segunda pregunta que se hacen los inversores es por qué las Bolsas norteamericanas, con todos los focos de incertidumbre, no pasan a tener una tendencia bajista. La respuesta es que mientras no se confirme que Estados Unidos entra en recesión no sucederá. Y es por ello que se está monitorizando unos indicadores que tienden a ser fiables en este aspecto:
La curva de rendimiento: se produce cuando las tasas de interés de los bonos del Tesoro a 10 años caen por debajo de las de los bonos a 3 meses. Cuando las tasas de interés a largo plazo caen por debajo de las de corto plazo, se dice que la curva de rendimiento se ha invertido. En tiempos normales, exigen tasas de interés más altas a cambio de amarrar su dinero por períodos más largos. Cuando se ponen nerviosos, están dispuestos a aceptar tasas más bajas a cambio de la oferta inigualable de bonos de seguridad. ¿Y por qué es fiable como indicador adelantado de una recesión? Por los antecedentes. En el caso de la curva de tipos de los bonos de 10 y 2 años, avisó con suficiente margen de tiempo de las últimas 5 recesiones en USA. El tiempo medio que pasó entre el primer momento de la inversión de la curva y el comienzo de la recesión fue de 21 meses (el menor tiempo fueron 11 meses con la recesión de 1981 y 34 meses con la de 2001). En lo referente a la curva de tipos de los bonos a 10 años y 3 meses, el tiempo medio es de 19 meses desde la primera señal hasta la llegada de la recesión. Un dato interesante es que en las últimas 5 recesiones, la curva de tipos de bonos a 10 y 2 años se invirtió antes que la de 10 años y 3 meses, por lo que se podría decir que el mejor indicador de los dos sería la curva de tipos de los bonos a 10 años y 2 años, ya que siempre fue capaz de detectar la recesión con mayor prontitud.
El índice de Tendencia Económica (ETI): es un índice de ciclo económico que rastrea 14 indicadores que colectivamente capturan una visión general de la actividad económica de los Estados Unidos. Continúa mostrando signos de estabilización al estar por encima del 50% que es el punto de inflexión (las lecturas por debajo del 50% indican una recesión). Si lo filtramos con el índice de Momento Económico (IME) podemos ver que la tendencia alcista se está debilitando, aunque de momento no es preocupante y éste indicador se mantiene por encima de su punto de inflexión del 0%. Así pues, los índices de Tendencia Económica y de Momentum Económico (ETI y EMI, respectivamente) permanecen por encima de sus respectivas zonas de peligro (50% para ETI y 0% para EMI). Si los índices caen por debajo de esos puntos de inflexión, marcarían señales de advertencia de que el riesgo de recesión es elevado y de que ha empezado o está cerca una nueva desaceleración. Son indicadores fiables. Recuerden que ETI y EMI ofrecieron señales tempranas de que la producción de USA se estaba desacelerando, mucho antes que el resto de indicadores. En julio del 2018, por ejemplo, los dos índices comenzaron a caer con fuerza.
El Índice Báltico (BDI): mide la evolución del transporte por mar de las principales materias primas (trigo, algodón, hierro, azúcar, carbón, etc). Se confecciona cada día (a las 13:00 horas de Londres) a partir de las encuestas que se realizan a los propietarios navieros que aportan información del coste medio por tonelada con el que fletan sus barcos. Tiene una gran utilidad, entre otras razones porque refleja la demanda real existente de materias primas y la cantidad de contratos de envío de mercancías que se cierran en las principales rutas marítimas mundiales. Por ejemplo, si el índice sube significa que la demanda de materias primas aumenta y con ello la producción y el crecimiento económico mundial. Es por ello que es considerado como un barómetro fiable de la economía. En el año 2010 llegó a niveles de 4.000 puntos, con la crisis económica internacional en el 2008 pasó de los 11.000 puntos a los 700 puntos.
Referente a los mercados, hay dos indicadores que mantienen el tono optimista:
El VIX: Es uno de los índices de volatilidad más importantes entre los inversores. Se basa en la volatilidad de las opciones de corto plazo del S&P 500. Una subida del VIX implica descensos en las Bolsas, y viceversa. Una elevada volatilidad está relacionada con un elevado riesgo, y lo contrario con una baja volatilidad. Traducido en números, un VIX por encima de 20 indica temor de los inversores, un VIX por debajo de 20 implica que aún no ha llegado el miedo a los mercados. La media desde el año 1990 al 2008 fue de 19,04, es decir, antes de la actual crisis económica. El récord se marcó el 20 de octubre de 2008 subiendo a 89,53. Lógicamente la clave no es que supere puntualmente la zona de 20, sino que lo haga de manera sostenida en el tiempo. De momento se encuentra en torno a 17,80.
Ratio Put/Call: Si este ratio fuese superior a la unidad, indica que los inversores tienen expectativas bajistas ya que el número de opciones de venta put adquiridas superaría al de opciones de compra call compradas. Se mantiene por debajo de 1.
Es cierto que el oro se está beneficiando de las incertidumbres, ya que inversores conservadores optan por resguardarse en el activo refugio. Es más, en la semana que finalizó el 6 de agosto, los hedge funds aumentaron su posición larga de oro en un 23% y las participaciones en fondos negociados en bolsa respaldados por el metal están en su punto más alto desde marzo del 2013. Pero mientras no haya signos cuasi-oficiales, las Bolsas seguirán manteniéndose a flote.
Si nos fijamos en el mercado más importante de Europa, el Euro Stoxx 50, se puede apreciar en el gráfico cómo el indicador de sobrecompra y sobreventa ha funcionado muy bien siempre avisando de techos y suelos de mercado. Tenemos el aviso de dos techos, en 2015 y en 2017, así como de dos suelos en 2016 y final de 2018.
Así pues, los inversores no van a entrar en modo pánico y se van a lanzar en masa a vender sus acciones por los focos de incertidumbre existentes. Se habla mucho de recesión en los próximos 12 meses pero, a día de hoy, los indicadores no reflejan ese escenario, de manera que, mientras tanto, la renta variable se mantendrá firme, no exenta de baches y recortes.